Editorial: Un debate de contrastes

Si la meta de Trump era mostrarse presidencial, no lo logró con sus respuestas

El primer debate presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump marcó un claro contraste entre los dos candidatos al tenerlos frente por 90 minutos ininterrumpidos. Allí no hubo sorpresas.

Eso significa que Clinton mostró tener el conocimiento de la cuestiones delicadas, como la economía, la seguridad y las relaciones internacionales con los diferentes matices de temas complejos. Mientras que Trump repitió las frases que resumen sus propuestas, por ejemplo, México roba los empleos en cuanto a la economía, los inmigrante ilegales en pandillas que amenazan a la seguridad y el orden y defendió en mantener en secreto su plan para derrotar a Isis.

No faltó el intercambio de acusaciones, pero las incongruencias -como jactarse de no pagar o pagar impuestos bajos, y quejarse del déficit fiscal- le correspondieron a Trump. Además de no poder explicar satisfactoriamente su oposición a revelar su declaración impositiva, en otros casos quedó enredado en temas como la ciudadanía de Obama o su trato a las mujeres. El republicano cayó en las trampas que le tendió la demócrata.

Si la meta de Trump era mostrarse presidencial, no lo logró con sus respuestas. Pero la opinión de los votantes es la que cuenta. Seguramente el debate reaviva el fervor de sus respectivas bases, habrá que ver cómo reacciona el votante independiente y el que está indeciso por falta de entusiasmo con el candidato de su partido.

El debate siguiente entre Clinton y Trump está programado para el 9 de octubre, este tendrá un formato muy distinto que el del lunes pasado. En el encuentro en St. Louis, Missouri, las preguntas serán las que directamente propongan votantes e interesados a través de la internet en un formato comunitario, en donde los moderadores asumen un papel menor. Luego habrá un tercer debate estructurado como el primero.

Esperamos que en el próximo encuentro se aclaren las propuestas que tienen ambos candidatos para el futuro de nuestro país. El formato más informal debería beneficiar a Trump por sus habilidades de vendedor, de comunicarse directamente con la persona, en vez del estilo del político tradicional como el de Hillary que puede aburrir con el detalle.

La parte de los debates de la campaña ya comenzó, si la historia se repite, estos en su conjunto ayudarán a definir el resultado de noviembre.

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