Wells Fargo despidió a empleados que se negaron a cometer fraude

Así lo han denunciado dos ex-trabajadores, que arrojan nueva luz sobre el fraude masivo por el que el banco ha tenido que pagar una multa de $185 millones

Wells Fargo es el primer prestamista hipotecario del país.

Wells Fargo es el primer prestamista hipotecario del país. Crédito: <copyrite>Shutterstock</copyrite><person>< / person>

Una denuncia presentada por dos ex-empleados en el Tribunal Superior de California es solo el último de los problemas legales a los que se enfrenta el banco Wells Fargo, basado en San Francisco y que ha protagonizado un escándalo nacional por malas prácticas y fraude.

Hace cosa de un mes se supo que el banco cobró tarifas ilegales y no proporcionó información fundamental a varios prestatarios de préstamos estudiantiles, por lo que Wells Fargo hubo de pagar una multa de $3.6 millones además de $410,000 de compensación a los afectados.

A principios de septiembre, Wells Fargo fue condenado a pagar otra multa de $185 millones por haber abierto más de dos millones de cuentas falsas desde 2011 para inflar sus cifras y su valor en bolsa. El banco habría robado la identidad de sus clientes para abrir cuentas a su nombre sin que ellos lo supieran o consintieran para después cobrarles las cuotas.

El CEO de la compañía, John Stumpf, se disculpó por lo ocurrido y anunció que hasta 5300 personas habían sido despedidas por incurrir en esta clase de prácticas fraudulentas, aunque negó que se debieran a la gestión directiva de Wells Fargo.

La denuncia interpuesta por Alexander Polonsky y Brian Zaghi, antiguos trabajadores de la empresa, refuta ahora esa afirmación de Stumpf y acusa a los altos cargos de Wells Fargo no solo de conocer y tolerar esas prácticas, si no de ser quienes las fomentaban.

Wells Fargo conocía la existencia de cuentas abiertas ilegalmente sin autorización de los usuarios o su conocimiento y que estaban vacías, y además “sabía que sus cuota irrazonables conducían a este comportamiento falto de ética que servía para aumentar fraudulentamente el valor de las acciones de la compañía y beneficiar al CEO a expensas de los empleados de bajo nivel”, dice la denuncia.

Una decisión de arriba

Wells Fargo despidió a los trabajadores que se negaron a cometer fraude o se atrevieron a denunciarlo (Foto: Archivo/La Opinión)
Wells Fargo despidió a los trabajadores que se negaron a cometer fraude o se atrevieron a denunciarlo (Foto: Archivo/La Opinión)

Según la denuncia, los principales ejecutivos eran quienes se beneficiaban de estas estrategias pero están intentando culpar a miles de empleados con salarios de $12/hora a los que presionaban para alcanzar cuotas absurdamente ambiciosas.

Abrir por lo menos 10 nuevas cuentas al día y conseguir que cada hogar tuviera hasta 8 cuentas con Wells Fargo: ésas eran las directrices con las que los mánagers perseguían constantemente a sus empleados, según la denuncia, con charlas hasta cuatro veces al día, monitorización constante y acciones punitivas si no conseguían alcanzarlas.

Si no cumplían con las cuotas, los empleados debían quedarse trabajando horas extras que no les eran remuneradas y se arriesgaban a ser degradados o incluso despedidos. La única manera de llegar al número imposible que exigía Wells Fargo era, pues, abrir cuentas falsas que los clientes no habían solicitado.

Los denunciantes afirman que los supervisores decían a sus empleados que “hicieran lo que fuera necesario” para llegar a los mínimos, y que ellos fueron despedidos por negarse a incurrir en la clase de fraude al que se les estaba empujando.

La denuncia también relata que antes de ser despedidos definitivamente, los empleados perdieron salarios y fueron víctimas de acoso y humillación.

No solo eso: al margen de la demanda, han surgido testimonios de otros expleados de Wells Fargo que afirman que fueron despedidos por denunciar abiertamente las prácticas ilegales que veían en su entorno de trabajo a Recursos Humanos o llamar a la Línea Ética.

Un fraude sin represalias para los máximos responsables

Carrie Tolstedt, la ejecutiva responsable del Sistema de Banca Minorista donde se abrieron las cuentas fraudulentas, seretiró en julio a los 56 años con una compensación de $124 millones cuando ya se sabía que el banco estaba siendo investigado (Foto: Wells Fargo)
Carrie Tolstedt, la ejecutiva responsable del Sistema de Banca Minorista donde se abrieron las cuentas fraudulentas, se retiró en julio a los 56 años con una compensación de más de $124 millones cuando ya se sabía que el banco estaba siendo investigado (Foto: Wells Fargo)

Wells Fargo anunció recientemente que planeaba eliminar las cuotas de venta que habían dado pie a este fraude masivo, pero nada parece indicar que sus altos cargos vayan, por el momento, a recibir ningún tipo de castigo: a Carrie Tolstedt, la ejecutiva al mando de la división en la que se abrieron esas cuentas sin autorización, se le ha permitido jubilarse con una retribución de $124.6 millones.

John Stumpf, por su parte, dejaría Wells Fargo con hasta $102.7 millones según el cálculo hecho por Fortune si fuera despedido – y no hay señales de que vaya a serlo. Si abandonase la compañía por su cuenta antes de que la junta directiva decida por él, podría además aferrarse a participaciones en acciones por valor de $25 millones.

De momento no parece que Stumpf, que está a menos de un año de jubilarse, vaya a renunciar a su cargo a pesar de voces como la de la Senadora Elizabeth Warren que claman por ello.

Incluso aunque se probase su implicación en uno de los fraudes bancarios más grandes de Estados Unidos, ya sea por acción directa o por haber permitido que las prácticas tuvieran lugar siendo consciente de ellas, Stumpf no se llevaría una cifra menor a nueve dígitos consigo.

Audiencias e investigaciones

John Stumpf, CEO de Wells Fargo, compareció ante el Comité de Banca del Senado, quienes exigieron su renuncia (Foto: EFE)
John Stumpf, CEO de Wells Fargo, compareció ante el Comité de Banca del Senado, quienes exigieron su renuncia (Foto: EFE)

Stumpf fue interrogado sobre el escándalo hace apenas una semana, el 20 de septiembre, en una audiencia con la Comisión de Banca del Senado.

Una de las principales cuestiones sobre las que se le exigió respuesta fue qué medidas, si alguna, se estaban tomando contra los ejecutivos sénior implicados en el fraude, a la luz de la pensión millonaria con la que Tolstedt se retiraba. Según Stumpf, se había despedido a “jefes, jefes de jefes” e incluso a un director de área.

La senadora Elizabeth Warren también sacó a relucir el tema de las cláusulas de arbitraje forzoso, por las que cualquier disputa entre Wells Fargo y un cliente ha de resolverse fuera de los juzgados y que ha contribuido a que el fraude de las cuentas falsas haya pasado inadvertido.

Además, durante la audiencia, Stumpf afirmó que la compañía ampliaría su investigación sobre el caso de las cuentas ilegales también a 2009 y 2010 – es decir, que el escándalo podría remontarse aun más atrás de lo que se creyó en un principio.

El escándalo de Wells Fargo podría salpicar además a otras grandes entidades bancarias: Thomas Curry, el jefe de la Oficina del Contralor de la Moneda, anunció en esa misma audiencia que su agencia está investigando si otros bancos han podido emplear la misma clase de prácticas comerciales de alta presión que hayan conducido a la apertura de cuentas falsas.

De momento no se han presentado cargos judiciales contra ningún alto responsable de Wells Fargo, pero el Departamento de Justicia ha anunciado que varios abogados federales están llevando a cabo una investigación criminal.

A Stumpf le espera ahora una audiencia con la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes el 29 de septiembre.

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