Cinco claves para entender el primer debate presidencial

En primer cara a cara, Clinton y Trump tratarán de conquistar a indecisos

WASHINGTON.- Tras 18 meses de ataques y contraataques en busca de la presidencia, la demócrata Hillary Clinton y el republicano, Donald Trump, subirán esta noche al escenario en la Universidad Hofstra en Nueva York y, durante 90 minutos, tratarán de ampliar su margen ante votantes indecisos e independientes.

En unos momentos en que las encuestas les dan un empate técnico, ambos afrontarán la ingente tarea de ampliar su apoyo más allá de sus respectivas bases y alterar la narrativa en las seis semanas que restan de la contienda.

Los temas escogidos para este debate en Nueva York, que podría producir una audiencia televisiva de más 100 millones, serán el futuro rumbo de EEUU; los retos para fomentar la prosperidad, y el fortalecimiento de la seguridad nacional.

Aunque Clinton y Trump volverán a encontrarse en un cara a cara el 9 y 19 de octubre próximos –habrá un debate entre sus respectivos compañeros de fórmula el 4 de octubre próximo- este primer debate ha generado grandes expectativas sobre lo que cada candidato debe hacer –o evitar- para ganar “el primer asalto”.

A continuación, las principales claves para entender el significado del debate a partir de las 9:00pm hora del Este:

Estilo y sustancia

El debate pondrá a prueba el autocontrol de Trump para no “meter la pata” con su conocida retórica incendiaria, y lucir “presidenciable”.

Mientras, Clinton tendrá que demostrar que no sólo sabe más de políticas públicas que su rival republicano sino que puede “conectar” con el ciudadano de a pie. Pero también Clinton podría ganar puntos si logra que Trump se muestre nuevamente divisorio, antagonista, y sin el temperamento para ser presidente.

Ambos probablemente reiteren sus conocidas posturas, diametralmente distintas, sobre la inmigración, el combate al terrorismo, y cómo fomentar el desarrollo económico.

Atención mediática

Aunque el debate durará 90 minutos y no tendrá interrupciones, los expertos estiman que, en realidad, la primera media hora del debate es la que sienta el ritmo y tono del encuentro.

Tanto Clinton como Trump intentarán acaparar titulares, mientras sus respectivas campañas también harán lo propio para pintar a su candidato como el ganador de la justa.

No se trata necesariamente de quién hable más, sino de quién se hable más y quién genera más titulares positivos.

La conquista de los indecisos 

A través de la historia electoral, los debates rara vez logran persuadir a los votantes que ya se han decantado por el candidato de su partido.

Este año, las encuestas han mostrado con mucha claridad que los votantes o “están con ella”, o creen que el futuro del país estará mejor en manos de Trump.

Tomando en cuenta la presencia de terceros candidatos, como Gary Johnson, del Partido Libertario, y Jill Stein, del Partido Verde, y su amenaza de diluir el voto, la  campaña de Clinton, en particular tiene el reto de movilizar a un mayor número de votantes demócratas.

Más allá de la base progresista compuesta por mujeres, minorías y los jóvenes de la generación de los “Millenials”, Clinton necesitará arañar votos de entre los partidarios de Trump, en su mayoría hombres blancos y conservadores.

Pero ambos tendrán que ganarse a los indecisos, aquellos votantes desencantados con el “establishment” político, que no están inscritos con ningún partido y que se sitúan en todo el espectro político.

Manejo de preguntas incómodas

Ninguno de los dos candidatos podrá darse el lujo de evadir preguntas incómodas.

En el caso de Clinton, por ejemplo, ésta tendrá que responder directamente a asuntos relacionados con el uso de un servidor personal para su correspondencia electrónica, y si eso afectó la seguridad nacional. Si no lo hace, corre el riesgo de cimentar la percepción de que no es honesta ni transparente.

En el caso de Trump, el magnate inmobiliario tendrá que responder a asuntos que puedan surgir relacionados con la desaparecida Universidad Trump, su postura sobre cómo aplicaría la deportación masiva de inmigrantes indocumentados, o  su postura respecto a Rusia.

Desempeño del moderador

El presentador de noticias de la cadena televisiva NBC, Lester Holt, será el moderador del debate y tendrá la difícil tarea, bajo presión y en tiempo real, de mostrar imparcialidad y, sobre todo, cuestionar a los candidatos si exageran o presentan datos falsos.

Si en las primarias, los debates estuvieron dominados por ataques personales, en los de la contienda general, el moderador de turno debe exigir explicaciones completas y coherentes sobre los planes de gobierno de cada candidato, y no contentarse con frases hechas.

En ese sentido, Holt deberá frenar también cualquier intento de Trump de lanzar ataques misóginos contra Clinton.

También deberá evitar el doble rasero al que, según los demócratas, ha sido sometida Clinton.

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