Trabajadores neoyorquinos merecen una semana laboral justa

Cuando Flavia Cabral sale de su primer trabajo a las 5 de la tarde para ir al segundo en un McDonald’s de Manhattan, no tiene idea de cuando verá a su familia —ni siquiera cuando dormirá una noche completa.

Al igual que los otros 65,000 trabajadores de cadenas de comidas rápidas en nuestra ciudad, su horario está a la merced de su empleador.

La ley no exige a las empresas un tiempo razonable para avisarle a quienes trabajan por hora los cambios de horarios, cuánto ni cuándo trabajarán.

Los gerentes pueden llamarlos cuando apenas hayan llegado a sus casas para decirles que regresen a trabajar en una hora.

¿Conflictos con citas médicas programadas para un pariente anciano, conferencias de padres en la escuela, o el número de horas no da para pagar el alquiler o la comida? Mala suerte.

Los que protestan pueden ver recortados sus horas de trabajo o incluso perderlas.

Por supuesto, los niños y sus familias sufren. Los pequeños cuyos padres tienen horarios impredecibles tienen usualmente un peor rendimiento en la escuela y problemas para desarrollar la memoria y capacidad de comunicación.

Demasiados compañeros de Flavia en edad de ir a la universidad ven frustrados sus esfuerzos para mejorar sus posibilidades y oportunidades. ¿Cómo pueden costearla o pensar en asistir a clases si nunca saben cuánto ganarán este mes… o incluso cuándo llegarán a sus casas?

Demasiados neoyorquinos se ven en la necesidad de tener dos o más empleos; un horario impredecible les dificulta aun más obtener ese empleo adicional.

Sin embargo, Flavia y sus compañeros han estado luchando.

Hace cuatro años, un grupo de valientes trabajadores de cadenas de comidas rápidas en la ciudad empezaron una huelga y lo que hoy es una lucha internacional por un salario de $15 la hora, y este año obtuvieron una victoria en el Estado de Nueva York.

Hoy nos complace unirnos a Flavia y sus compañeros en la lucha por un cambio.

En los próximos meses vamos a trabajar con nuestros colegas del Concejo Municipal, activistas, grupos sindicales y la comunidad empresarial para crear una ley que ayude a asegurar que los trabajadores de cadenas de comidas rápidas disfruten de prácticas laborales justas y transparentes en sus horarios.

Esta ley exigirá a sus empleadores que publiquen los horarios con dos semanas de anticipación. Si deben cambiar las horas de improviso por razones propias, los empleados deberán ser compensados adecuadamente.

También vamos a enfrentar el problema de las prácticas que requieren que los empleados trabajen en turnos consecutivos cerrando y abriendo negocios con menos de 10 horas de descanso.

Desde enero de 2014, la Ciudad de Nueva York ha ampliado el pago de ausencia laboral por enfermedad a otro medio millón de neoyorquinos. Además, los empleadores con 20 o más empleados deben proveer beneficios previo a impuestos para comprar tarjetas Metrocard de uso mensual.

Por primera vez tenemos un nuevo organismo municipal que se dedica a proteger a los trabajadores, la Oficina de Políticas y Estándares Laborales.

Y aunque hemos estado trabajando en esto, nuestra ciudad ha añadido más de 290,000 empleos del sector privado, con un récord histórico de 4.3 millones de empleos.

Tratar con respeto y de manera justa a los trabajadores —y darles la oportunidad de luchar por el sueño americano— ayuda a todas nuestras comunidades, nuestra ciudad y nuestro país.

Como dice Flavia, sin educación es más probable que nuestros jóvenes queden varados con el empleo que ella tiene. “No seremos un país exitoso”, señala, “con tantas familias que no pueden enviar gente a la escuela”.

Tiene razón.

-Bill De Blasio es el alcalde de NYC y Héctor Figueroa el presidente de 32BJ SEIU

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