Cómo quisiera, ¡ay!, que tú vivieras

México  – Elías Raya tiene un dolor atorado en el corazón que no olvidará el resto de su vida, dice. Porque a sus 23 años nunca fue a un concierto de Juan Gabriel,  a pesar de que creció escuchado su música en casa y tuvo muchas oportunidades de verlo en la Ciudad de México.

“No pensé que se muriera tan pronto y hoy me arrepiento”, confiesa consciente de su juventud. “A esta edad uno cree que siempre hay tiempo de todo”.

Por eso cuando se enteró de la muerte del cantautor, el “Divo de Juárez”, primero no podía creerlo, luego cantó nostálgico como muchos mexicanos en la Plaza Garibaldi o en sus casas o en las calles para aceptar que el ídolo que saltó de generación en generación durante más de cuatro décadas está muerto.

“Se siente bien feo, ¡qué tristeza!”

Murió Juan Gabriel “El Divo de Juárez”

Elías está en una banca del Centro Histórico de paseo con su novia Diana Montiel, de 19 años. Ella asienta todo lo que él describe: ambos comparten el gusto musical y el dolor por la partida de”Juanga” el pasado domingo en Santa Mónica, California, donde había dado un concierto.

“Recuerdo a los ocho años ir caminando en las calles y escucharlo a lo lejos: yo sabía que era él porque mi mamá lo oía también en la casa, a veces era nostálgico y triste y creo que, en el fondo, escucharlo me hizo a mí un poco así“, analiza Diana once años después y ya con otro repertorio en la cabeza: el del amor.

Cómo se convirtió Juan Gabriel en el mexicano más cantado del mundo

“Abrázame más fuerte”, es hoy su favorita, sin olvidar las clásicas Siempre en mi Mente, Te sigo amando, Hasta que te Conocí, Noa Noa, Amor Eterno...

Alberto Aguilera Valadez -su nombre real- nació en 1950 en Michoacán y posteriormente fue criado por su madre en Ciudad Juárez, desde donde emigró a la Ciudad de México para dedicarse a la música.

Lo logró pronto y en una época clave para su éxito porque en los años 70 no tenía la competencia de la música compartida en la era digital ni la vorágine estadounidense que trajo el Tratado de Libre Comercio.

Obama: Juan Gabriel transcendió fronteras y generaciones

Se clavó por la libre en los corazones de los mexicanos, latinoamericanos y uno que otro europeo (grabó algunas canciones en francés) y pasó de largo el reinado de machos como Jorge Negrete y Pedro Infante a pesar de la desaprobada homosexualidad de finales del siglo XX.

“De pronto no me importaban sus preferencias sexuales, si nació gay o se hizo gay, lo importante es que tenía  buenas letras que le llegaban a uno”, confiesa  José Julián Aranda, de 54 años, un guardia de seguridad privada quien gozó al ritmo del  Noa, Noa y sufrió al compás de “Querida”cuando no le cerraba bien la herida por un desamor.

Juan Gabriel tuvo cuatro hijos con una amiga cercana de nombre Laura Salas. Él nunca declaró abiertamente sus preferencias sexuales pero en el escenario se desdoblaba en ademanes femeninos, las piernas entrecruzadas, la cabeza de lado, las pestañas batientes.

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“A mí no me gustaban mucho sus letras porque me parecen deprimentes pero sus shows eran muy buenos, divertidos, bien pensados”, comenta Paulina González, de 33 años, oriunda de Guanajuato que se encuentra de visita en la Ciudad de México. “Por otro lado es imposible pensar en que una fiesta termine sin canciones de Juan Gabriel porque a los adoloridos les gusta terminar la borrachera con letras de dolor”.

La historia personal del “Divo de Juárez” ayudó mucho a consolidarse popularmente: hijo de campesinos, huérfano de padre, acusado de robo de una guitarra para consolidar canciones    que llegaron a muchos que se sintieron identificados.

“Desde que escuché ‘No Tengo dinero’ (ni nada que dar/ lo único que tengo es amor para dar) nunca dejé de comprar sus discos, desde esos grandotes (de acetato)”, afirma Ángel García, un nostálgico limpiador  de zapatos.

“Desde que mi hijo me puso la música en mi teléfono ahí pongo sus canciones pero hoy no porque me hizo pensar en la muerte: se murió Juan Gabriel y nosotros, algún día, también”.