Juan Gabriel, ‘siempre en mi mente’

Pasajes de la última presentación del 'Divo de Juárez' en LA

The Forum de Inglewood era un hervidero de gente, toda presurosa para llegar a la cita con el Divo de Juárez, el gran Juan Gabriel, al que sería su último gran concierto de la gira ‘MéXXIco es todo’, el pasado 26 de agosto.

Personas de todas las edades y estratos sociales convergían en torno a disfrutar de la presentación de un artista en toda la extensión de la palabra: cantautor, actor, estrella.

El viernes, Juan Gabriel dio paso a su versatilidad para mover masas… y lo hizo de principio a fin del concierto de casi dos horas y media.

Llevó a las 17,500 almas a un recorrido por todo su repertorio: ‘La Diferencia’, ‘Siempre en mi mente’,  ‘Amor eterno’, ‘Hasta que te conocí’, ‘Querida’, ‘He venido a pedirte perdón’, por mencionar las de mucho sentimiento.

O las festivas como ‘Caray’, ‘Me gustas mucho’ o ‘No tengo dinero’, a ritmo de rap, aquí señalando que: ‘la tecnología me ha alcanzado’.

juan gabriel

Pero algo pasaba, JuanGa, que siempre había sido vitalidad y energía, se sentaba en cada uno de los cuatro tronos de rey que se colocaron en el escenario para descansar y dar paso a sus coristas o cantantes invitados y ‘el poder tomar un respiro.

Había un dejo de salud mermada, aunque cabe aclarar que eso no se notó al cantar ni al bailar, solo se percibía algo disminuido.

Porque nunca falló en el coqueteo con el público, su contoneo de caderas que hacía rugir a los asistentes… o el movimiento de manos para comunicar sus canciones.

Su comunión con los presentes se dio cuando gritó: ‘Viva México, viva Puerto Rico, Dominicana, Colombia’… y así nombro uno a uno los países que recordaba donde fue idolatrado, y agradeció por ello.

Y tras pasar dos horas y 25 minutos de cantar, llorar y recordar, llegó el tiempo de cerrar la presentación, y lo hizo con su entrañable y vistoso ‘Noa, noa’, donde sus acompañantes se lucieron tanto en música como en danza.

Luego cayó una lluvia de confeti, y en medio de aplausos, vivas y chiflidos, la figura del gran Juan Gabriel se fue alejando, agradeciendo y saludando por la pasarela que llenó con su presencia. Una luz blanca lo seguía… y él se fue.

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