¿Cómo lidiar con el acoso sexual en el trabajo?

La respuesta no está en la campaña política y los trabajadores tienen derechos

Si los procesos internos de la empresa fallan hay una vía administrativa y judicial para acabar con el acoso./Shutterstock

Si los procesos internos de la empresa fallan hay una vía administrativa y judicial para acabar con el acoso./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Hace semanas que se oye hablar más de lo acostumbrado de acoso sexual. El presidente de Fox, Roger Ailes, ha sido acusado de ello y ha tenido que dejar su poderoso puesto al frente de la popular cadena de televisión. El candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, provocó estupefacción al decir que en el caso de que su propia hija, Ivanka, fuera acosada “quiero pensar que encontraría otra carrera u otra compañía”.

Pero no. “Absolutamente no hay que dejar un trabajo por ser víctima”, explica Deborah C. England, abogada especializada en relaciones laborales y acoso sexual en San Francisco. No hay que aceptar este comportamiento.

El acoso sexual es una forma de discriminación contraria a la Ley de Derechos Civiles de 1964  (Título VII) y se refiere a todas los comportamientos, interacciones y propuestas de caracter sexual no deseadas en el trabajo. Lo sufren tanto hombres como mujeres y hay casos en los que sin acceder a este acoso la víctima encuentra cerrada sus posibilidades de promoción, aumento de sueldo o incluso peligra su puesto de trabajo. “Ese es un caso clásico, el llamado quid pro quo”, explica England a este periódico, pero según esta abogada el acoso sexual ocurre no solo en este caso sino que en general “cuando se produce un acercamiento de tipo sexual no deseado como tocamientos, chistes, aproximaciones sexuales, referencias en medios sociales, amenazas, …”.

Esta abogada dice que existe el acoso incluso cuando hay consentimiento porque eso no significa que se desee. Se puede consentir porque no se vea otra salida “y eso es algo que vemos muy frecuentemente entre las trabajadoras del campo en California”.

England explica que cuando el que acosa es un superior (gerente, supervisor….) la empresa es responsable por este comportamiento pero no cuando lo es un colega de trabajo.

Hay acoso cuando se crea en el trabajo una “atmósfera hostil” en la que circula pornografía, hay intimidación u ofensas sexuales. “Nadie tiene que tolerar un ambiente de trabajo ofesivo o envenenado por el acoso sexual”, explica England.

En eso casos, ¿Qué hacer?

“Todo el mundo debe conocer sus derechos”, dice la abogada.

Erin Prangley, directora asociada para política públicas de la American Association of University Women (AAUW) recomienda “mirar el código de conducta de la empresa para la que se trabaja”. Según Prangley, el Tribunal Supremo se ha pronunciado sobre estos casos durante tres décadas y dado a las empresas muchas guías para procedimientos que están disponibles en los códigos internos. “Siga esos procedimientos”, es el consejo de esta experta.

Estos, normalmente, pasan por reportar a un superior el acoso. “Es algo difícil de hacer pero hay que informar a alguien en posición de dirección”, explica England. “Según la ley  federal es ilegal represaliar a quien denuncia” dice esta abogada. No obstante, Prangley aconseja que además de anotar cuando alguien se ha sentido acosado hay que tener una buen archivo con las evaluaciones de desempleo porque lamenta que pese a ser ilegales, las represalias pueden ocurrir”.

Si siguiendo los procedimientos internos no hay cambios se puede acudir a la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC en inglés) y presentar una queja. “Algunos estados tienen sus propias agencias y en California se puede presentar en el Departamento de Emplo y Vivienda”, apunta England. Estas agencias tratarán de investigar y resolver mediante negociación la queja. Pero si aún así no hay remedio y la agencia determina que la queja es válida “se emite un derecho a demandar que permite llevar el caso a tribunales”, dice la abogada.

Ambas expertas admiten que es raro ver estos casos en tribunales y Prangley explica que la carga de la prueba es siempre complicada. “Los tocamientos tienen que ser sexuales por naturaleza e intencionales además de no queridos, los accidentales o inadvertidos no son acoso”, explica England quien recalca no obstante.

Esta abogada aconseja que se acuda a la Asociación Profesional de Abogados y organizaciones sin ánimo de lucro porque hay abogados que ayudan pro bono o con cargos my bajos. El EEOC tiene incluso una lísta con referencias de letrados.

Prangley anima a que se hable con un consejero de la EEOC para saber si se está preparado para afrontar un caso legalmente (hay servicio en varias lenguas) y hay que compartir con la familias, colegas, sindicato, el problema. No solo para ayudar a pasar la posible depresión que esta situación acarree sino también porque el acoso sexual es muy frecuente”y uno nunca está solo”.

Consecuencias

El acosador puede afrontar cargos criminales si hay un asalto, explica England y si lo que se abre es una acción civil se puede recuperar el trabajo, recibir pagos atrasados con intereses si se perdió dinero o un aumento, los beneficios, además de compensación por daños morales y los costos del proceso y abogado.

Prescripción

Los casos de acoso se tienen que instar en un periodo de 180 días desde el incidente a reportar, de lo contrario prescribe (caducan) el derecho a interponer una acción.

En esta nota

#Trabajo Empleo

Suscribite al boletín de Empleos

¿Te gustaría recibir ofertas de empleo en Los Ángeles?

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain