Editorial: Otra vez la reforma migratoria

La perspectiva de una mayoría demócrata simple no significa demasiado en un sistema que de hecho requiere 60 votos para avanzar cualquier medida. Todavía va a ser necesario respaldo de algunos republicanos

La promesa de una reforma migratoria integral en caso de un triunfo electoral ya es conocida por la comunidad latina, como también lo es la desilusión de haber confiado en vano. Esta experiencia lleva a ver con ojos más críticos las afirmaciones como la del senador Charles Schumer de aprobar una reforma en tres meses si los demócratas ganan el control de la Cámara Alta.

El legislador de Nueva York, quien espera presidir el Senado, delineó las prioridades legislativas en caso de que un triunfo demócrata en noviembre se refleje en una victoria en la Cámara Alta, lo cual entra en las posibilidades reales según las encuestas de opinión.

No obstante esa perspectiva de una mayoría demócrata simple no significa demasiado en un sistema que de hecho requiere 60 votos para avanzar cualquier medida. Todavía va a ser necesario respaldo de algunos republicanos.

En este mismo escenario de victoria demócrata, será muy difícil que los republicanos pierdan el control de la Cámara Baja debido a la partidaria redistribución de distritos electorales realizada en varios estados en 2010. Esto significa que podría seguir firme la oposición furibunda en la Cámara Baja.

El análisis de la situación sirve para tener una idea realista, pero eso no reduce la importancia de la afirmación de Schumer.

Para millones de familias el ajedrez político se pierde de vista cuando está en juego la permanencia en el país tras años de sacrificios. Cuando la amenaza de una separación familiar es una angustia diaria, la palabra del senador es un faro de esperanza.

Mucho más lo es cuando la opción republicana propone la deportación como política migratoria. Y cuando los latinos republicanos insultan la inteligencia de los inmigrantes implicando que no hay mucha diferencia entre ser ignorado y ser perseguido. Se nota que nunca lo vivieron.

Que no quepa duda que todos tendremos los ojos puestos en Washington de ganar los demócratas.

Hay que ver si se invierte el capital político en una reforma o si ocurrirá como en el pasado, ya dentro de la Casa Blanca. Allí el cumplimiento de la promesa migratoria fue considerado divisivo en el primer año de gobierno, perdiéndose un momento ideal que nunca más se repitió.

Las palabras de Schumer tienen hoy el propósito de alentar la participación latina en las elecciones. Esperamos que esta no sea otra decepción por el bien de los millones de indocumentados que a través de muchos años se ganaron el derecho a vivir con tranquilidad en EEUU.

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