La revolución de una extrabajadora doméstica contra los patrones en Brasil

El impacto de esta iniciativa, liderada por Joyce Fernandes, reveló la dura realidad de las trabajadoras del hogar en el país latino

“Joyce, a usted la contratamos para cocinar para mi familia y no para cocinar para usted. Así que, por favor, traiga la comida y un par de cubiertos, y si es posible coma antes en la mesa de la cocina. No es por nada, sólo para mantener el orden en esta casa”.

Esta es una de las frases que Joyce Fernandes, brasileña de 31 años, escuchaba con frecuencia cuando trabajaba como empleada doméstica en 2009.

Fue tal la frecuencia de estas expresiones que hoy, convertida en profesora de historia y cantante, Fernandes decidió crear la etiqueta (hashtag) #EuEmpregadaDoméstica y una página de Facebook para denunciar lo que calificó de “abusos de los patrones“.

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El impacto de esta iniciativa reveló la dura realidad de las trabajadoras domésticas en Brasil.

“Mi objetivo es dar voz a aquellos que no la tienen. Este tipo de trato inhumano ocurre entre cuatro paredes y estas mujeres, la mayoría negras, no tiene cómo denunciar estos hechos”, le asegura Fernandes a la BBC.

“Quiero exponer aquello que barren debajo de la alfombra. Debemos humanizar las relaciones entre empleadores y empleados. Casi siempre tomamos las agresiones como naturales y eso está mal”, añade.

Voces silenciadas

Como artista, Fernandes es conocida en la escena rapera del municipio paulista de Santos con el nombre de Petra-Rara.

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Ella asegura que su campaña tomó impulso luego que colocara un comentario en su Facebook el 20 de julio.

“He estado haciendo terapia y durante ese proceso de autoconocimiento tuve la idea de compartir una situación que me había pasado“, recuerda Fernandes.

Las empleadas del hogar en Brasil son mayoritariamente afrodescendientes y de condición económica humilde. En muchos casos generaciones de una misma familia se dedican a ello.
Las empleadas del hogar en Brasil son mayoritariamente afrodescendientes y de condición económica humilde. En muchos casos generaciones de una misma familia se dedican a ello.

“Quería darles valor a las personas que están pasando por lo mismo”, agregó.

El éxito inmediato sorprendió a Fernandes.

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“Hubo una enorme cantidad de comentarios. Mi teléfono celular apenas podía con tantas notificaciones. Fue entonces que decidí crear una página de Facebook para compartir estos casos”.

La página alcanzó 20,000 seguidores en pocas horas y su popularidad sigue en aumento. Los mensajes que Fernandes publicó en su cuenta de Twitter también fueron compartidos cientos de veces.

#EuEmpregadaDoméstica abriu espaço nas redes sociais para que trabalhadoras denunciem abusos dos patrões. pic.twitter.com/PzBVAaOKY6

— MinistériodoTrabalho (@trabalho) July 23, 2016

Una marca familiar

Entre los cientos de comentarios y confesiones que se han compartido, Joyce asegura que se sintió especialmente conmovida por el de una mujer de 76 años.

Ella era obligada a subir siempre por las escaleras porque el ascensor de carga del edificio no funcionaba y le prohibían usar el ascensor de los inquilinos.

“No sólo el edificio es de gran lujo, sino que el hijo de esa señora nos contó que ella había trabajado 30 años con la misma familia”, le explica Fernandes a la BBC.

De acuerdo con Fernandes, las condiciones de trabajo de muchas empleadas domésticas recuerdan el sistema de esclavitud que existía en Brasil hasta 1888.
De acuerdo con Fernandes, las condiciones de trabajo de muchas empleadas domésticas recuerdan el sistema de esclavitud que existía en Brasil hasta 1888.

Según la historiadora y artista, la ocupación de empleada doméstica debe de terminar porque es un “vestigio de la esclavitud”.

“Pero hasta que eso ocurra, tenemos que luchar por un trato más humano. No queremos ser parte de la familia ni faltarle el respeto a la jerarquía laboral. Sólo queremos un trato justo“, dice.

“Por desgracia para nosotras, las mujeres negras, ser empleada doméstica parece una marca hereditaria. Mi madre, mi tía y mi abuela eran criadas. No se puede separar eso de nuestra historia de esclavitud”.

Fernandes asegura que una patrona le dijo que ella no debía estudiar “por su condición social”.

“Yo le pedí salir más temprano para hacer un curso preuniversitario y ella se negó diciéndome que mi destino era ser criada, al igual que todas las mujeres de mi familia”, recuerda.

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“Si podemos limpiarnos nosotros mismos, ¿por qué no podemos limpiar nuestra propia basura?, ¿por qué necesitamos criadas?”, se pregunta Fernandes.

Una larga lucha

Pero no todas las experiencias fueron negativas: Fernandes recuerda el apoyo que recibió de una empleadora.

“Un día estaba limpiando la estantería de libros y ella me prestó uno de ellos. Era ‘Olga’, del escritor Fernando Morais. La mujer me animó a volver a la universidad y estudiar historia“, cuenta.

Además, su pasión por los ritmos populares la han inspirado a componer canciones de contenido pedagógico y social en los que denuncia los mismos problemas.

La preparación académica y el arte son las armas que esta ex empleada del hogar utiliza hoy para cambiar su sociedad. Y un público que crece cada día más se siente representado por su voz.

Luis Barrucho – @luisbarrucho / BBC Brasil

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