Trump se declara “la voz del pueblo” en un discurso de rabia, populismo y nacionalismo

Los inmigrantes solo tienen cabida en su alocución en el contexto de la criminalidad y la seguridad nacional.

Donald Trump .

Donald Trump .  Crédito: Alex Wong | Getty Images

Donald J. Trump aceptó formalmente la nominación republicana para la presidencia del país y ofreció un plan de mano dura contra el terrorismo, los criminales, los inmigrantes y “el regreso a la ley y el orden” que, dijo, se han perdido debido al presidente Barack Obama y a Hillary Clinton.

“Tengo un mensaje para todos ustedes: el crimen y la violencia que nos aflige pronto llegará a su final. Comenzando el 20 de enero de 2017 (toma de posesión), la seguridad del país será restaurada”, dijo Trump ante los vítores de los delegados en la arena de la convención.

Como prueba del declive en la seguridad del país, Trump se refirió a “los ataques sobre nuestra policía y el terrorismo en nuestras ciudades, que amenaza nuestra forma de vida”, pero buena parte de su discurso estuvo destinado a presentar a los inmigrantes indocumentados como criminales peligrosos.

En el mundo de Trump, así como en su discurso, la inmigración sólo puede ser vista bajo el prisma de la delincuencia y la seguridad nacional.

Durante los primeros minutos de su discurso, Trump mencionó el aumento en la delincuencia y la muerte de policías, atribuyendo las cifras a una “reducción en la aplicación de las leyes por parte de este gobierno”.

De inmediato, sin embargo, se concentró en culpar a los indocumentados, asegurando que hay, en las calles 180,000 inmigrantes indocumentados “con record criminal y que tienen órdenes de deportación, libres para amenazar a ciudadanos pacíficos”.

“El número de familias inmigrantes ilegales que han cruzado la frontera este año excede el año 2015, los están liberando por miles en nuestras comunidades, sin preocupación por el impacto en la seguridad pública y los recursos”, apuntó.

Como ejemplo de los indocumentados que viven en este país, Trump presentó el de un migrante que mató a una joven llamada Sarah Root en Nebraska y acusó al gobierno de Obama de ver a Sarah como “sólo una vida americana que no valía la pena proteger”.

“Se convirtió en una niña más que sacrificar en el altar de las fronteras abiertas”, dijo.

Desorden, desunión, tono negativo y sorpresas desagradables en la Convención Republicana

Cuando, pasando brevemente al tema económico, Trump señaló que “58% de los afroamericanos jóvenes no tienen empleo y hay dos millones más de latinos en la pobreza que cuando este presidente tomó el poder”, el público en la convención inició el canto: “Construye el muro, construye el muro”.

COBERTURA ESPECIAL DE LAS ELECCIONES

Trump dijo que en política exterior, Obama y Clinton –a quienes a menudo mencionó juntos- han creado juntos un “mundo que es menos estable que cuando Obama decidió poner a Hillary Clinton a cargo de la política exterior  y seguro que es una decisión de la que se arrepiente”.

De escuchar a Trump, antes de Obama y Hillary, quien fue secretaria de estado durante todo el primer período de gobierno del actual presidente, el mundo estaba en paz o caminando hacia la paz y todo cambió cuando Obama tomó el poder, pero para mal. 

“Su legado es muerte, destrucción y debilidad, el legado de Hillary Clinton no tiene que ser el de nuestro país”, indicó.

Tanto Hillary Clinton como Bernie Sanders respondieron con diversas reacciones por medios sociales.

Clinton compartió un mensaje de Sanders en el que este cuestiona que Trump no hable del costo de la universidad pero sí de ofrecer más recortes impositivos para los ricos.

A continuación, Clinton envió un parco mensaje de una sola frase:  “Somos mejores que esto”. 

Populismo y nacionalismo

En varios momentos de su discurso, Trump prometió menos enfoque en el mundo y más en los Estados Unidos: “Americanismo y no globalismo”. También sonó su mensaje de líder que se dice populista, dedicado a los “hombres y mujeres olvidados en nuestro país, que trabajan duro, pero no tienen una voz”.

Declaró así: “yo soy su voz”. Se presentó como un defensor de los vulnerables, en la lucha contra los poderosos, a los cuales ha pertenecido toda su vida.

“Me he unido a la arena política para que los poderosos no puedan golpear a la gente que no puede defenderse”, dijo, una afirmación que debe sonar curiosa a los oídos de los muchos comerciantes y otros que lo han demandado por falta de pago y de cumplimiento de contratos de negocios.

Pero el público se tragó enterito el discurso y no cesó de aplaudir y de levantarse de sus asientos, en largas ovaciones.  En algún momento lanzó un mensaje a los seguidores de Bernie Sanders, tras hablar en contra de los tratados de comercio y prometer la renegociación del TLC con México y Canadá, para crear un “buen tratado”.

Su discurso abundó en retórica del miedo y se quedó corto en soluciones específicas. 

Para la lucha “contra quienes amenazan nuestra paz y seguridad”, prometió los mejores fiscales y oficiales de la ley.

Acusó a Obama de “fracasar en crear empleos”, y prometió “hacer rico al país de nuevo”, usando su oposición a los tratados de comercio para “traer de nuevo trabajos a Ohio y Estados Unidos”, sin especificar cómo.

“No voy a permitir que las empresas se muden a otros países y despidan a sus empleados sin consecuencias” y prometió “comenzar de nuevo a construir cosas, reformas las leyes de impuestos y las reglas energéticas”.

Prometió producir “más de 20,000 trillones de dólares en actividad económica productora de empleos”.

En apenas un párrafo de su discurso abarcó un montón de cosas: “eliminaremos Obamacare y escogerá de nuevo a sus médicos, arreglaremos la TSA en los aeropuertos, reconstruiremos nuestras fuerzas militares decimadas y los países que protegemos pagarán por ello, cuidaremos de nuestros veteranos como nunca antes”.

De nuevo, no dijo cómo.

En esta lista de deseos y grandiosas soluciones, Trump prometió terminar por crear una “América que vuelva a ser grande, más fuerte y mejor que antes”.

Muchas de las afirmaciones hechas una y otra vez por Trump, incluyendo el supuesto aumento en la delincuencia y la relación entre la inmigración indocumentada y la delincuencia, han sido rechazadas y descalificadas por los analistas y negadas por las cifras.

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