Claves para entender las listas de vigilancia en EEUU

El FBI está bajo escrutinio porque en 2013 y 2014 mantuvo bajo vigilancia a Omar Mateen, autor de la masacre de Orlando, pero luego suspendió sus investigaciones.

Vigilia en San Bernardino para honrar a las víctimas de la masacre. Foto: Aurelia Ventura/La Opinión

Vigilia en San Bernardino para honrar a las víctimas de la masacre. Foto: Aurelia Ventura/La Opinión Crédito: Aurelia Ventura | La Opinión

 WASHINGTON.- Tras los atentados de 2001, el gobierno de EEUU estableció todo un andamiaje para vigilar a presuntos terroristas y evitar más ataques en suelo estadounidense.

El Centro de Vigilancia de Terroristas (TSC, en inglés) (TSC, por su sigla en inglés) de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), una de varias agencias implicadas en la seguridad nacional, mantiene una “Lista de Vigilancia de Terroristas” (“Terrorist Watchlist”), que en realidad es una base de datos con detalles de toda persona en el mundo con vínculos terroristas, o bajo sospecha de tenerlos.

Para caer en esa “lista negra”, las autoridades federales primero consultan con agencias policiales, de inteligencia y de seguridad nacional, además de las embajadas y consulados de EEUU, y deben demostrar una “sospecha razonable” de que la persona en cuestión tiene posibles vínculos terroristas.

La base de datos, a su vez, es una herramienta clave para elaborar listas de vigilancia más detalladas, según el objetivo de las autoridades federales, que también comparten estos datos con autoridades locales, estatales, tribales, y entidades internacionales.

La lista es una herramienta a la que puede acceder todo el aparataje del gobierno para vigilar los pasos de presuntos terroristas que,  por ejemplo, quieran obtener visas, abordar aviones, entrar a EEUU, o participen en actos terroristas.

El objetivo es frenarlos antes de que puedan echar a andar sus planes.

Para evitar o corregir errores, las autoridades del TSC realizan revisiones y auditorías con regularidad, y sacan de la lista al individuo si ya no reúne los criterios para su continua inclusión.

La mayor parte de la información que va a parar a la “lista negra” proviene de los servicios de inteligencia, aunque ésta no incluye documentos secretos o clasificados sobre las actividades de terroristas.

Una de las listas tiene el objetivo de impedir que un terrorista aborde un avión con destino a EEUU, o sirve para aumentar su vigilancia.

Otra lista forma parte del sistema de revisión de antecedentes penales de posibles compradores de armas.

En la actualidad, individuos con condenas carcelarias, diagnosticados con enfermedades mentales, que son prófugos de la Justicia, o son inmigrantes indocumentados, tienen prohibido el acceso a las armas.

En un listado de preguntas y respuestas, el FBI subraya que no incluye a personas en la lista solo en base a su raza, etnia, origen nacional, afiliación religiosa, o por sus actividades protegidas bajo la Primera Enmienda (libertad de expresión, de culto, o de asociación), o por entablar demandas al gobierno.

Si debido a un error una persona tiene problemas en cualquier puerto de entrada a EEUU, ésta puede contactar a un programa de viajeros del Departamento de Seguridad Nacional, conocido en inglés como “DHS TRIP”, para pedir una corrección.
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