México lleva a la Suprema Corte el alquiler de vientres

En el estado de Tabasco es la única entidad que lo permite

embarazo

Crédito: EFE

MÉXICO – El estado de Tabasco fue durante 18 años una especie de paraíso para las personas que no podían o no deseaban tener un hijo en su propio vientre desde que en 1998 el entonces gobernador Roberto Madrazo (ex presidente del PRI y ex candidato presidencial) envió una iniciativa de ley al congreso local para autorizar la maternidad subrogada y la mayoría dijo sí.

Así se convirtió en la primera entidad del país -y la única hasta el momento- en permitir esta práctica en la que una mujer alquila su vientre con tres opciones: la pareja arrendadora aporta el material genético o ella misma aporta el óvulo y el padre interesado el esperma o todo proviene de terceros.

La ley pasó a la practica con la reglamentación mínima y aunque dejaba claro que las madres subrogadas o portadoras sólo podrían hacerlo por altruismo, el alquiler de vientres se volvió un negocio ideal para el mercado negro entre la legalidad, la falta de normatividad, la pobreza y el afán de lucro con poco esfuerzo.

“Alquilé mi vientre dos veces por necesidad: me pagaban 150,000 pesos (alrededor de 9,000 USD) al final del embarazo y 10,000 pesos (unos 650 dólares) por cada uno de los nueve meses”, describe Adriana M., una ama de casa que tiene sus propios hijos. “Eso no lo ganaba nunca lavando y planchando ajeno”.

Como todo aquello que no está prohibido está permitido, agencias y clínicas ampliaron el negocio a todo el país y al extranjero a través de internet donde ofrecían servicios en paquetes estilo turístico con servicios de avión, recolección en el aeropuerto, traslados al hotel y servicios de traductor como la empresa Care que retaba a los interesados a comparar precios.

Así lograron una vasta clientela engrosada por gente de Estados Unidos, Rusia y España, según describió en diciembre pasado el secretario de salud local Antonio Filigrana, cuando reconoció el problema y salió a dar una conferencia de prensa para anunciar una iniciativa de reforma a la maternidad subrogada.

La crisis se veía venir. En 2013, la legisladora local Liliana Madrigal denunció que “no existía” un registro oficial de las madres subrogadas, ni de las clínicas que se dedicaban a ello e intentó sin éxito modificar el código civil.

Un año después la Secretaría de Relaciones Exteriores negó el pasaporte a una bebé española nacida en Tabasco por maternidad subrogada y el caso se fue a juicio en medio de un escándalo en ambos países.

El congreso tabasqueño finalmente votó la reforma en febrero pasado para cerrar las puertas al alquiler de vientres para extranjeros y limitar la gestación subrogada sólo para mujeres de entre 25 y 35 años con un perfil clínico, psicológio y social sano con un entorno social estable y libre de violencia.

Pero la Procuraduría General de la República (PGR) sigue inconforme y presentó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una controversia constitucional en contra del Estado de Tabasco.

Pero mientras el máximo tribunal de justicia analiza si permitirá o no esta práctica local en el resto del país el mercado negro no está excento. En Facebook jóvenes mujeres ofrecen su vientre al mejor postor como Ajelet Sahar, de 23 años y oriunda de Puebla, piel clara, ojos cafes, 1.53 metros de estatura, “muy sana y sin vicios”.

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