Editorial: El camino de la compasión

Al Papa Francisco le gusta ver a la Iglesia Católica como un “hospital de campaña“ para sanar heridas, en una una misión pastoral que exige a cada religioso estar inmerso en su comunidad.

La reciente exhortación papal, “La Alegría del Amor”,  crea una visión para seguir esa senda. Desafía a todos a hacer uso de conciencia, y a los religiosos a tomar decisiones propias porque las soluciones no son iguales en cada rincón del mundo ni todo puede ser visto como blanco y negro, “porque a veces cierra el camino a la gracia y al crecimiento”.

El documento fue elaborado cuidadosamente después de dos reuniones anuales, y una consulta global. El Papa a través de diversos comentarios dio a entender su deseo de un Iglesia más moderna e inclusiva en donde la condena sea reemplazada por la comprensión. 

Esta es una victoria del realismo que Francisco quiere introducir en la Iglesia sin cambiar lo básico. Un ejemplo es el reconocimiento de la situación en que se hallan los católicos divorciados, que están excluidos de participar en la comunión. La iglesia necesita acercarse a esos millones de creyentes, no para condenarlos, sino para ayudarlos a reincorporarse plenamente. Para eso lo deja en manos de los sacerdotes para ver caso por caso.

No era realista esperar cambios en la definición tradicional de la familia. Pero mantiene inalterable la oposición de la Iglesia Católica a la discriminación hacia los gays, enfatizando un trato respetable y digno.

La crítica conservadora asevera que el documento le quita claridad a la Iglesia Católica en estos momentos de confusión y que debe mantener su verticalismo tradicional a lo que dice El Vaticano como guía absoluta. La respuesta está en  la exhortación papal cuando afirma que “hemos sido llamado a crear conciencias, no a reemplazarlas”.

Es malo comparar religiones, pero es inevitable contrastar en nuestro país el mensaje de compasión del Papa hacia los gays, con la cantidad de leyes restrictivas hacia los homosexuales y lesbianas que se están aprobando en varios estados bajo un falso concepto de “libertad religiosa” cristiana para rechazar y perjudicar al prójimo.

El Papa Francisco es una fuerza de transformación, el documento es parte de ello. Está sacando la iglesia a la calle, la desempolva y la introduce en las problemáticas actuales para que responda a los fieles con más compasión y compresión que con recetas excluyentes y  condenatorias.