El papa Francisco abre las puertas a los divorciados

Pero las cierra al matrimonio entre homosexuales

En otro gesto de cambio con relación a la línea más tradicional de la Iglesia católica, el papa Francisco ha tendido la mano a los divorciados que se vuelven a casar. Pero esta apertura contrasta con su rotundo rechazo al matrimonio de personas del mismo sexo.

Así lo ha hecho saber en la exhortación apostólica sobre la familia divulgada este viernes, en la que invita a “hacerles sentir (a los divorciados) que son parte de la Iglesia” y recuerda que “no están excomulgados”.

“Estas situaciones exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que les haga sentirse discriminados, promoviendo su participación en la vida de la comunidad”, escribió el papa en el documento, de 260 páginas.

A través de una selección de citas de sus predecesores y haciendo hincapié en sus propias doctrinas, Francisco deja claro que quiere casi una revolución en la forma en que los curas acompañan a los católicos. Apunta que la iglesia no debe ceñirse a juicio y “arrojar piedras” contra los que no viven de acuerdo con la idea de matrimonio y familia recogida en el Evangelio.

“Hemos sido llamados a formar conciencias, no a reemplazarlas”, dijo el papa sobre la iglesia.

No rotundo al matrimonio entre homosexuales

El gesto de apertura hacia los divorciados ha venido acompañado de un firme portazo al matrimonio entre homosexuales. “Los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio”, sostiene el Papa. Justo cuando, por ejemplo, en Colombia la Corte Suprema acaba a avalar la uniones de personas del mismo sexo.

El documento, que lleva el título “Amoris Laetitia”, fruto de dos ciclos de consultas y de dos tensos sínodos celebrados en octubre de 2014 y octubre de 2015 sobre la crisis que vive la familia moderna, considera “inaceptables” las presiones para que algunos países instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Para Francisco “solo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena” y las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, no pueden equipararse sin más al matrimonio”-

“Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad”, advierte en su exhorto.

La drogodependencia, “una plaga”

El máximo prelado de la Iglesia católica lamenta que la función educativa en su seno “se ve dificultada, entre otras causas, porque los padres llegan cansados y sin ganas de conversar” y que “en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos”, lo que genera, entre otras cosas, adicción a la televisión.

Sostiene que otras familias “suelen estar enfermas por una enorme ansiedad” ya que, en su opinión, “parece haber más preocupación por prevenir problemas futuros que por compartir el presente”.

Otros problemas que afectan al ámbito familiar, según el papa, son la drogodependencia, “una de las plagas de nuestra época”, el alcoholismo o el juego.

Además destaca “la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud” que, a su juicio, “no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación”.

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