Clinton empieza a moldear estrategia para vencer a Trump en noviembre

Auxiliado en cuatro estados anoche, Sanders resiste esfuerzos para quedar fuera del mapa electoral

La precandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.

La precandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.  Crédito: EFE

WASHINGTON.- Tras su amplia victoria en el “Súper martes”, Hillary Clinton centra ahora sus esfuerzos en moldear una estrategia para vencer en noviembre a su previsible rival republicano, Donald Trump, aunque primero tiene que truncar de una vez el avance de Bernie Sanders en el mapa electoral.

Fiel a las predicciones, Clinton ganó decisivamente siete de los 11 estados en disputa, en particular en aquellos con alto porcentaje de minorías, -incluyendo el “premio mayor” de Texas , donde ganó con el 71% del voto latino-, mientras que Sanders ganó en cuatro estados.

Clinton no sólo aumentó el número de delegados a su columna, acercándose cada vez más a la cifra mágica de los 2,383 requeridos para conseguir la nominación presidencial del partido, sino que demostró que puede juntar una amplia coalición de los bloques electorales que conforman la base demócrata.

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Como estaba previsto, Clinton plantó bandera en Alabama, Arkansas, Georgia, Tennessee, Texas y Virginia, gracias en buena medida al apoyo abrumador de los afroamericanos y los latinos, pero también ganó la reñida contienda en Massachusetts, un estado de mayoría blanca.

En ese sentido, Brian Fallon, un portavoz de Clinton, señaló a la prensa que la noche dejó constancia de una “amplia y diversa coalición” que podría catapultarla a la nominación y ayudarle a ganar en noviembre, aunque reconoció que aún hay espacio para mejoras.

Sanders, por su lado, ganó en su estado de Vermont, Colorado, Oklahoma, y Minnesota, y su campaña también prevé analizar hoy la estrategia a seguir para conquistar terreno en estados con primarias próximas, como las programadas para este fin de semana en Kansas, Nebraska y Maine, y más adelante en Michigan, Washington, Wisconsin, y Nueva York.

 
Los resultados de anoche confirmaron la narrativa de su campaña: el apoyo de las minorías sigue siendo el flanco débil de Sanders, quien representa a un estado de mayoría blanca. Muchos de los estados en disputa en las próximas semanas tienen un alto porcentaje de votantes afroamericanos y latinos, con los que Sanders no ha logrado ampliar su margen.

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Aunque hay primarias y “asambleas populares” en lo que resta de marzo, incluyendo Michigan el próximo martes, una fecha clave para Clinton será el día 15, cuando se realicen primarias demócratas en estados como Carolina del Norte, Florida, Illinois, Missouri y Ohio.

Retos a corto y largo plazo

En medio de la resaca electoral, los asesores de Clinton estudian los retos a corto plazo:  por un lado, sumar victorias en lo que resta de este mes y, por otro, seguir restando posibilidades para Sanders hasta lograr que éste abandone la contienda.

A largo plazo, la campaña de Clinton sopesa las formas más acertadas de atacar a Trump, quien se perfila como el eventual candidato presidencial republicano.

Así como Trump ha tocado una vena nacionalista y apela a la xenofobia en un sector del movimiento ultraconservador, un vistazo a los discursos recientes de Clinton –en los que habla de “amor y bondad”- apuntan a que parte de su estrategia será pintar a Trump como un líder nocivo para la clase trabajadora, las mujeres, las minorías y los inmigrantes,  y polarizante y peligroso para la unidad nacional.

La campaña de Clinton querrá evitar el error de los jerarcas republicanos, que inicialmente tomaron la insurgente candidatura de Trump como una broma –mientras éste seguía abriéndose espacios, dando voz a los resentidos con el “establecimiento”- y ahora intentan frenar su marcha.

Por ello, se prevé que Clinton mantenga su conocida línea de ataque contra Trump: que EEUU no ha perdido su grandeza pero debe recuperar su unidad nacional; que en vez de construir muros hay que romper barreras y ampliar las oportunidades, y que es urgente frenar a republicanos que quieren dividir al país.

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“La gente apoya a Clinton y está respondiendo a su llamado de luchar contra el odio y las divisiones. Esta es una contienda seria… EEUU necesita un presidente que pueda negociar con entereza frente a los adversarios más duros, y esa persona es Clinton”, dijo Walter Tejada, estratega demócrata y exmiembro de la junta del Condado de Arlington (Virginia), uno de los estados ganados por Clinton en el “Súper martes”.

Quizá por admoniciones del Partido Republicano,  o quizá anticipando esa línea de ataque, Trump anoche trató de bajar el tono y volumen a sus declaraciones bombásticas y presentarse como un líder “presidenciable”, describiéndose como un “unificador”.

Sanders aún no se va

Debido al complejo proceso de primarias y repartición de delegados, Sanders aún tiene posibilidades matemáticas para seguir acumulando delegados para la convención demócrata, y su campaña ha dejado en claro que él permanecerá en la contienda.

Apoyado por multitudes y con un buen colchón de reservas para financiar su campaña -en febrero acumuló $42 millones-, Sanders ha dicho que la contienda “apenas está comenzando”.

Sanders “ha terminado el ´Súper martes´ con la cabeza en alto… sus victorias demuestran su capacidad de resistencia y su campaña continuará tratando de hacer frente a Clinton, pero con pocas opciones reales de batirla”, señaló Daniel Ureña, presidente de “The Hispanic Council”.

Aunque Sanders no logre llegar a la meta en este maratón, al menos ha logrado promover una agenda “progresista” y un intenso diálogo nacional sobre las desigualdades raciales, y ha obligado a Clinton a dar un giro más hacia la izquierda, según observadores.

De hecho, los partidarios de Sanders aseguran que gracias a él es que Clinton ha adoptado como suyos los temas de justicia social y racial en el país.

David Axelrod, arquitecto de las victorias del presidente Barack Obama, señaló que Clinton ahora salpica sus discursos con pedidos de pequeñas donaciones, copiando el estilo de Sanders.

 
Así el panorama, Clinton está a punto de cerrar el ciclo de primarias tal como lo comenzó: perfilándose como la candidata “inevitable” del Partido Demócrata, pese a su estrecho margen en Iowa y su aplastante derrota en New Hampshire.

La pregunta en boca de todos es cuándo llegará el momento para ofrecer una rama de olivo a Sanders, el hombre que ha inspirado a millones con su llamado a una “revolución política” pero que, en su lugar, encamina a Clinton hacia la nominación que le negaron los votantes en 2008.

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