Editorial: El dilema de los demócratas

Los votantes tienen que elegir en Nevada entre un idealista y una pragmática, sin perder el entusiasmo en la base

Los candidatos presidenciales demócratas el senador Bernie Sanders y Hillary Clinton.

Los candidatos presidenciales demócratas el senador Bernie Sanders y Hillary Clinton. Crédito: EFE

Los demócratas han estado disfrutando cómo los precandidatos republicanos a la presidencia se atacan sin piedad entre ellos. Ni el rencor, ni la misma saña se ve en la elección interna demócrata, pero eso no quiere decir que todo está claro en el contienda entre la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, y el senador Bernie Sanders. Por el contrario, los desafíos son distintos, pero no por eso menos serios.

Las asambleas electorales del sábado en Nevada, el mismo día que se realiza la primaria republicana de Carolina del Sur, son el primer encuentro demócrata fuera de los estados de Iowa y New Hampshire. En estos dos estados, los votantes se precian de valorar el contacto personal con los candidatos pero su población está lejos de de representar la diversidad de nuestro país. Es Nevada el primer estado en donde los latinos, que son una base importante para los demócratas, juegan un papel decisivo.

Las encuestas dicen que la ventaja que llevaba Clinton en Nevada prácticamente ha desaparecido, mientras que la popularidad de Sanders está en pleno crecimiento. Esta no es la primera vez que Hillary encuentra que la esperada coronación, se convierte en una disputada elección que en 2008 la llevó a una derrota ante el entonces senador Barack Obama.

Tampoco es raro que su Talón de Aquiles de hoy sea el mismo que antes. Los sondeos de opinión muestran que es una de las aspirantes presidenciales, entre demócratas y republicanos, con una alta percepción de no ser sincera. También ella posiblemente sea una de las más preparadas entre los aspirantes para la Casa Blanca, pero primero tiene que levantar entusiasmo y ganar.

Sanders es quien despierta la pasión demócrata y el idealismo de los más jóvenes. El problema es que detrás de un diagnóstico acertado viene una solución casi imposible de implementar, especialmente con las actuales brechas políticas. Sería de esperar que la organización de Clinton supere a la de Sanders en un sistema de asambleas electorales, pero hoy no hay nada seguro.

Nevada va a ser un termómetro para medir el presente de los candidatos demócratas que se divide entre un idealista y una pragmática, entre quien despierta entusiasmo y otra desconfianza. Esto es algo que debe resolverse si los demócratas quieren seguir en la Casa Blanca.

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