Ecatepec se consuela con el Papa Francisco

MÉXICO

Ecatepec guardó el dolor que implica ser el municipio más violento del país y se volcó a las calles, alegre como es su gente, para ver pasar al papa Francisco y escuchar la misa más allá de los 300,000 invitados especiales concentrados en el Instituto Tecnológico hasta por las calles y banquetas de los alrededores donde sumaron alrededor de dos millones.

Una multitud que entre música de todo tipo y danzas demostró lo que es, según las palabras de María Ofelia Pacheco, una devota ecatepense, “un país agradecido que no se ha quebrado gracias a que tiene mucha fe”.

Una fe que tomó forma en el grupo de danza folclórica Real del Valle que se tiró al piso para bailar la “Iguana” guerrerense bajo un sol a plomo poco antes de que el Santo Padre hablara de tres tentaciones.

De la riqueza que “ha sido dada para todos” y algunos la toman como si fuera propia; de la vanidad, esa que busca prestigio a costa de la descalificación constante del otro y del orgullo, el que empuja al hombre a ponerse en un plano superior.

Porque es justo “la seducción por el dinero, la fama y el poder” –que advirtió Francisco- la que llevan a jóvenes, adultos, policías y autoridades de esta región del Estado de México, conurbada de la capital mexicana, al pecado y hacer daño al prójimo. Bien lo sabe René González, el director de los danzantes Real del Valle, quien fue niño de la calle al quedar huérfano.

“Los delincuentes aprovechan el ánimo de reconocimiento de los jóvenes o la ausencia de los padres que salen a trabajar para ganar dinero y los convencen para vender droga o robar y hasta secuestrar sin freno de nadie”, cuenta sobre la dinámica de vida que hoy lleva Ecatepec.

Por ello, los católicos aquí creen que realmente necesitaban que viniera el papa. “Para que les jale las orejas a todos”, observó Sandra Carrera, una estudiante de sociología en la Universidad Metropolitana, presente en un improvisado baile con “De reversa, mami”.

El reguetón tronó desde cuatro bocinas instaladas en una sección de la valla por donde pasó el papa. Originalmente esas bocinas debían usarse para los bailarines de marcha americana –muy arraigada en el Estado de México desde que unos estadounidenses de Carolina del Sur fundaron una escuela en 1975- pero en los descansos de ellos la gente aprovechó para hacer relajo.

Luego empezó el esperado mensaje del papa. “Los invito a estar en primera línea para que esta bendita tierra mexicana sea una tierra oportunidades –dictaba Francisco desde la homilía- en donde no haya que emigrar para realizar los sueños; donde no se tenga que ser explotado para trabajar; donde no se haga de la pobreza y la desesperación el beneficio de unos cuantos”.

A dos kilómetros de él, desde una hora antes el grupo de rock Shema Adonai de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, cantaba un discurso parecido: “Él sale del pecado porque no soporta la alabanza/ él sale del pecado cuando cae el fuego/señor hazme radical para poder volar, ohhhh, yea.

Shedama Adonai se abrió paso con guitarra, piano, pandero y batería entre otros músicos que también tocaban la suyo como la La Marcha Radetstski, de Strauss, o las danzas prehispánicas detrás de las vallas que humanas que recibieron al papa en Ecatepec, donde el papa pasó a ser “Pancho” como le dicen a todo aquel Francisco que es querido.