La accidentada geografía de Bernie Sanders en el campo migratorio

Clinton también debe explicaciones sobre sus posturas

Bernie Sanders y Hillary Clinton.

Bernie Sanders y Hillary Clinton. Crédito: Archivo | Impremedia

WASHINGTON.- Pese a su historial como líder “progresista” en Vermont, Bernie Sanders ha recorrido una accidentada geografía en el campo migratorio que, sumado a su voto contra la reforma migratoria de 2007, lo expone a críticas de no haber estado “en las trincheras” con los inmigrantes.

Su voto contra una reforma migratoria que incluía un controvertido programa de “trabajadores huéspedes” salió a relucir anoche durante un tenso intercambio con Hillary Clinton, en el primer debate presidencial demócrata tras las primarias de New Hampshire del martes pasado.

Convencido de que la iniciativa negociada por el senador Ted Kennedy (1932-2009) deprimiría los salarios y perjudicaría a los propios inmigrantes, Sanders apoyó medidas consideradas como “píldoras venenosas” para torpedear su aprobación en junio de 2007.

Para la federación sindical AFL-CIO y grupos como la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y el “Southern Law Poverty Center”, ese programa era peor que el de los “braceros”, descontinuado en 1964 por una letanía de abusos, y Sanders votó en su contra, según explicó anoche, guiado por la creencia de era “parecido a la esclavitud”.

Ese año, Clinton votó a favor de la reforma, al igual que los entonces senadores Barack Obama y Joe Biden.

Sanders defendió en 2007 su voto durante un programa de la cadena CNN con el comentarista conservador “Lou Dobbs”.

Sin embargo, sus explicaciones, de entonces y de ahora, no aplacan las críticas en algunos sectores.

¿Dónde estaba Bernie?

Sanders tardó en incorporar el tema en sus actos electorales en 2015 y  algunos legisladores, como Luis Gutiérrez, le echan en cara su ausencia de la lucha por la legalización de los indocumentados.

“Hace seis meses, dije que no sabía que le interesaban los inmigrantes… me parece una contradicción que diga que es progresista pero estuvo ausente de la campaña por los derechos de los inmigrantes”, explicó Gutiérrez, partidario de Clinton.

“¿Dónde estaban los progresistas en 2007? Con el senador Kennedy. ¿Dónde estaba Bernie Sanders? Justificando su voto en el programa de Lou Dobbs, usando el mismo discurso de quienes se oponen a la reforma migratoria. Le falló a Kennedy, que era campeón de los inmigrantes“, agregó.

Sanders no firmó una carta en 2011 contra las deportaciones, no denunció la ley anti-inmigrante de Arizona y “nunca vino a una marcha o una protesta… que no trate de cambiar su récord de ausencia de nuestra comunidad. Quiero escucharle aceptar que cometió errores, que pudo haber hecho mucho más”, insistió Gutiérrez.

Pero la portavoz hispana de Sanders, Erika Andiola, una exactivista “Dreamer”, replicó que Sanders “ha peleado por los derechos de los trabajadores desde el inicio de su carrera política”.

Gutiérrez “defiende a Hillary Clinton pero sabe que ella no tiene un plan real para frenar la máquina de las deportaciones. Conozco la lucha por los alivios migratorios y el ´establecimiento´ demócrata que ella representa resistió nuestros esfuerzos al inicio de esa lucha”, resumió Andiola.

“If Anything, #DemDebate Shows ‘I’m for CIR’ Doesn’t Cut It Any More.” by @BstandsforB https://t.co/T01nQRhGUd

— Erika Andiola (@ErikaAndiola) February 12, 2016

//platform.twitter.com/widgets.jsOtros detractores de Clinton la acusan de tener “esqueletos en el armario”  y que, como una “veleta”, cambia de postura migratoria por conveniencia política.

Vermont, un mundo aparte

Vermont, ubicado en el noreste de EEUU, es un enclave “progresista” de mayoría blanca, donde abundan las pequeñas fincas y granjas lecheras,  pero sólo hay unos 1,500 trabajadores migrantes, según el grupo “Justicia Migrante”.

De clima frío, tiene una incipiente comunidad inmigrante en la que los hispanos son apenas el 1,4% del electorado, según el Centro de Investigación Pew. Sus residentes son decididamente ambientalistas, y el historial de Sanders en el Senado ha sido fiel a esos votantes.

Pocos latinos conocen su historial como el activista mexicano Rudy Arredondo, quien en las décadas de 1980 y 1990 trabajó de cerca en proyectos de desarrollo rural con el senador demócrata por Vermont, Patrick Leahy, y con Sanders cuando éste era alcalde de Burlington. “Tiene que rodearse de gente que lo asesore bien en áreas donde no tiene experiencia, como la comunidad hispana”, dijo Arredondo, presidente y fundador de la “National Latino Farmers and Ranchers Trade Association”.

Sanders “tiene un problema de geografía, porque viene de un estado con pocos latinos… pero creo que el ´establecimiento´ quiere aprovechar esto (el voto de 2007) para atacarlo, y vemos cómo otros candidatos ya han sacado las navajas para impedir su avance”, observó.

“Conozco su trabajo, sabe escuchar, y sé que tiene una fuerte brújula moral. Lamentablemente al ´ establecimiento´ solo le importan las comunidades étnicas cuando se acercan las elecciones”, enfatizó Arredondo.

Un camino accidentado

Sanders, de 74 años, domina el “idioma” de la creciente brecha entre ricos y pobres, de la “avaricia” de Wall Street, y de la injusticia social, pero su formación sobre los problemas que aquejan a los indocumentados ha sido relativamente reciente y a través de contactos con los “Dreamers”.

No fue sino hasta junio del año pasado cuando comenzó a hablar con más frecuencia y volumen sobre el maltrecho sistema de inmigración en la contienda. Al cortejar el voto hispano, Sanders suele destacar que es hijo de inmigrantes polacos, y que apoyó el “Dream Act” en 2010 y la reforma migratoria de 2013, aceptando a regañadientes otro programa de “trabajadores huéspedes” que, a su juicio, perjudicaba a los estadounidenses ya golpeados por un alto índice de desempleo.

También reitera su condena de las deportaciones, y promete defender y ampliar los alivios migratorios ahora estancados en los tribunales.

Camino a la convención demócrata en Filadelfia (Pensilvania) para disputar la nominación presidencial, Sanders tiene menos experiencia que Clinton entre las minorías negra y latina, y eso es un flanco débil en vísperas de las primarias en el sur y oeste de EEUU, donde necesitará el apoyo de ambas.

El director ejecutivo de LULAC, Brent Wilkes, calificó de “injustos” los ataques contra Sanders, al considerar que éste votó en contra porque era una iniciativa “dañina, que iba a dificultar la reunificación familiar de los latinos”, no porque no apoyase la legalización de los indocumentados.

El programa en cuestión ofrecía pocas protecciones laborales, duraba solo dos años a la vez, y obligaba a los migrantes extranjeros a regresar a sus países mientras se renovaban sus permisos.

Sanders no fue el único senador demócrata que bloqueó la reforma de 2007, pero es el único que ahora compite por la Casa Blanca.

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