Sidney Kamlager y el renacimiento de los colegios comunitarios

El sistema de colegios comunitarios de Los Angeles es el más grande de la nación y el principal educador de la juventud más diversa racialmente en la historia de este país. La única mujer de minorías en su directiva tiene la mira puesta en mejorar las posibilidades de éxito para las latinas y afroamericanas.

Hay un tema que emociona a Sydney Kamlager, de 43 años, la única mujer afroamericana en la dirección de los colegios comunitarios de Los Angeles (LACCD).

“En mi trayectoria he conocido a muchas mujeres latinas y afroamericanas que trataron de progresar, de educarse, para sacar adelante a sus hijos. Pero muchas retrasan la universidad, o les toma mucho tiempo cursar estudios, porque tienen otras responsabilidades en casa”, dice. “Ayudarlas a tener oportunidades de estudiar una carrera es muy importante para mí”.

Kamlager fue elegida a la Junta de Colegios Comunitarios de Los Angeles hace apenas un año, pero ya impulsó la creación de un programa para ayudar a muchas de esas mujeres a no dejar de lado sus estudios debido a sus múltiples responsabilidades en el hogar.

“Un 75% de las latinas que cursan estudios superiores, comienzan en un colegio comunitario. En el colegio del Este de Los Angeles comenzamos este programa, que ahora está en su primer año y se enfoca primordialmente en ellas”, dijo Kamlager. “Les ofrece apoyo, recursos, consejeros. La idea es que no tengan que retrasar sus estudios, asistirlas con cuidado infantil”.

El programa piloto funciona en el Colegio del Este de Los Angeles, pero el plan es expandirlo a los nueve colegios del sistema.

El 50% de los latinos y el 75% de las latinas comienzan sus estudios universitarios en un colegio comunitario, muchos son la primera generación en llegar a ese nivel de estudios, casi un 20% tiene padres que solo cursaron la escuela elementalLa mitad tienen ingresos bajo el nivel de pobreza y el 73% asiste a tiempo parcial mientras trabaja. El colegio comunitario es accesible -46 dólares por unidad- y es posible obtenerlo aún más barato si se es de bajos ingresos.

Abordar estas realidades y las desigualdades es fundamental si queremos tener una fuerza laboral diversa, educada y calificada. Estamos viendo un cambio en el discurso público hacia la penalización de la pobreza y el origen étnico. La mejor manera de combatir ese peligroso mensaje es con acceso continuo a una educación asequible, como vía hacia una carrera y para salir de la pobreza, afirma la que es hoy la única mujer de minorías en la Junta de los colegios comunitarios de Los Angeles.

Colegios comunitarios, una nueva oportunidad

Los nueve campus de LACCD tienen 120,000 estudiantes, y el 75% son latinos o afroamericanos, más estudiantes en número que todas las universidades de California juntas. Su estudiantado es aún más diverso que el de California. Si una institución está en capacidad de impulsar hacia adelante a toda una generación de nuevos aspirantes a la clase media, es LACCD.

Sin embargo, los colegios comunitarios tienen una mala fama que no merecen, afirma Kamlager. Se piensa que su educación no es buena, o no es suficiente para tener una carrera medianamente lucrativa. Esto no es cierto, asegura.


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“Hemos invertido mucho en nuestros colegios, gracias a fondos del estado. Hemos hecho mejoras en nuestros colegios, contratado a 164 nuevos profesores, 75 de los cuales son latinos”, dijo Kamlager. “Es importante que el estudiante vea que hay profesores que tienen su misma cultura, su background. Ese factor motiva mucho a los estudiantes”.

¿Se puede lograr una carrera lucrativa en un colegio comunitario?, preguntamos.

“Sin duda. Son muchas las carreras que pueden estudiarse en un colegio comunitario”, explica. “Te daré el ejemplo de la industria del entretenimiento en Los Angeles. Si tomas enfermería, puedes ser paramédico en la filmación, si estudias contabilidad, puedes hacer nómina, si tomas manejo de recursos humanos, puedes hacer “casting”, si estudias algo relacionado a construcción, puedes hacer escenarios. Las posibilidades son muchas”.

En el colegio de West LA ya se puede cursar la carrera de higienista dental, cuyo salario de entrada es de 65,000 dólares al año.

“El límite es tu imaginación”, explica Kamlager.

Más allá de las carreras técnicas

Si bien los colegios comunitarios pueden ayudar a un joven a prepararse para una carrera, el 50% de los jóvenes que asisten buscan transferirse a una universidad de 4 años.  La ambición de Kamlager es expandir el alcance de los colegios en el área de STEM (por las siglas en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Este campo de estudios y las industrias relacionadas con ellos, va a crecer rápidamente en los próximos años.

“Para el año 2020 vamos a necesitar un millón de trabajadores para industrias relacionadas con STEM en Los Angeles”, apunta. “¿Tendremos suficientes profesionales capacitados? ¿Y quienes serán esos profesionales? Mi interés es que sean tan diversos como nuestra población”.

LACCD ha recibido fondos para enfocar programas en desarrollar graduados en STEM. Hay programas que no solo impulsan a los estudiantes a estas clases y cursos sino los enlazan con empleadores potenciales. “Y hemos establecido una relación con las industrias y los empleadores en este sector, para tener el curriculum relevante para estos trabajos. También es importante que las escuelas secundarias ayuden y dirijan a los estudiantes en esta dirección”, dice.

Otro tema que le interesa a Kamlager es el de ofrecer posibilidades de estudio en los colegios a jóvenes en el sistema de justicia o de los hogares de crianza.

“Hemos conectado al liderazgo de LACCD con jueces de la corte superior, para que dirijan a los jóvenes que están en esos sistemas hacia los colegios comunitarios, como programa de remisión, para que la educación se convierta en una alternativa para ellos”.

¿Quién es Sydney Kamlager?

Nació en Chicago y luego se mudó a Brooklyn, Nueva York, donde cursó escuela preparatoria y secundaria. Vivió 6 meses en México mientras su madre, la actriz Cheryl Lynn Bruce, realizaba allí una obra de teatro. Desde que participó en las misiones durante su penúltimo año de secundaria, tuvo como motivación la justicia social y el interés en atacar la pobreza y mejorar la educación.

Estudió ciencias políticas y un master en arte, en la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburg.

Su primer trabajo profesional fue con SPARC (Centro de Recursos de Arte Social y Público) en Venice, donde estableció programas de arte público en cada una de las áreas de la ciudad de Los Angeles. Tras un tiempo en el sector privado del entretenimiento pasó a dirigir las agendas legislativas y públicas de la organización Crystal Stairs, donde ayudó a movilizar y organizar a la comunidad para luchar contra recortes a programas de cuidado infantil.

En 2010, Kamlager se convirtió en asesora de una Holly Mitchell, quien luego fue electa a la asamblea estatal y ella pasó a ser su directora de oficinas distritales, especializándose en iniciativas de educación, justicia y artes.

En 2015, en un ambiente político en el que hay pocas mujeres de minorías en puestos públicos –un retroceso después de años de progreso en Los Angeles- Kamlager lanzó su candidatura a la junta de colegios comuntiarios de Los Angeles y ganó con 52% del voto en una competencia de cuatro. Es la cuarta mujer afroamericana en ser electa a esa junta desde 2001.

Es divorciada y no tiene hijos.

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