Ante crisis de agua en Flint, latinos indocumentados no buscan ayuda por temor a la deportación

El pastor Bobby Jackson lidera una “misión de esperanza” para ayudar a los latinos golpeados por la crisis

La crisis de agua en Flint (Michigan) es especialmente dura para los cerca de mil inmigrantes indocumentados que, por temor a la deportación, prefieren beber agua contaminada o gastar de su bolsillo en vez de pedir ayuda. El pastor afroamericano, Bobby Jackson, lidera una “misión de esperanza” para ayudarlos.

Desde que se declaró un estado de emergencia en Flint por la contaminación del agua potable, las autoridades estatales y la Guardia Nacional visitan barrios, casa por casa, para distribuir botellas de agua, filtros y equipos para la detección de plomo.

También se han establecido centros de distribución de agua en toda la ciudad, situada en el Condado Genesee, de unos 100,000 habitantes y de mayoría afroamericana.

Pero los indocumentados no van a los centros de distribución o a las estaciones de bomberos ?que también distribuyen agua-  ni abren la puerta por temor a que se trate de una redada, por lo que organizaciones comunitarias como“Misión de Esperanza” , liderada por Jackson, y las iglesias, se han convertido en primera fuente de auxilio para los vecinos en el lado Este de la ciudad.

En entrevista telefónica hoy con este diario, Jackson, de 67 años, explicó que su pequeño ejército de seis empleados y medio centenar de voluntarios –algunos han llegado desde Chicago (Illinois) y otras ciudades distantes de Michigan– vienen ayudando a la gente desde septiembre de 2014 pero no dan abasto, aún cuando calcula que tiene agua almacenada para los próximos tres meses.

El pastor afroamericano Bobby Jackson, de "Mission Hope", distribuye ayuda a inmigrantes latinos y demás afectados por crisis de agua en Flint.
El pastor afroamericano Bobby Jackson, de “Mission Hope”, distribuye ayuda a inmigrantes latinos y demás afectados por crisis de agua en Flint.
El pastor Bobby Jackson, con un par de voluntarias.
El pastor Bobby Jackson, con un par de voluntarias.

“La respuesta de la gente ha sido increíble. Recibimos donaciones de todo el país, y he atendido llamadas de Canadá… por ahora estamos bien, pero no sabemos cuánto va a durar esta crisis”, explicó Jackson, quien lidera la distribución de ayuda a 200 personas por día en su organización, y a centenares más en un asilo de ancianos y un complejo de viviendas para pobres.

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"Mission of Hope", liderada por el pastor Bobby Jackson, recibe donaciones de agua que llegan a diario en camiones a sus tres depósitos en Flint.
“Mission of Hope”, liderada por el pastor Bobby Jackson, recibe donaciones de agua que llegan a diario en camiones a sus tres depósitos en Flint.

Gracias a la enorme atención nacional que ha recibido Jackson, ahora hay grupos que buscan recabar donaciones en las redes sociales para ayudar a su organización.

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“No pedimos papeles”

Según datos oficiales, los latinos son poco más del 4% de la población en Flint, la mayoría de segunda o tercera generación, y muchos han establecido tiendas, restaurantes y otros negocios, especialmente en el Este de la ciudad.

En Michigan, los indocumentados no pueden acceder a licencias de conducir ni cédulas de identidad, por lo que éstos, al enterarse de las recientes redadas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), prefieren comprar agua en la tiendas antes que abrir la puerta a un desconocido.

“Quiero que nuestros hermanos y hermanas de la comunidad latina sepan que nuestras puertas están abiertas, que no les pedimos papeles, y no tienen por qué pasar sed, ni mucho menos beber esa agua sucia o exponer a sus hijos a problemas de salud. No tenemos todos los recursos del mundo, pero queremos ayudarlos”, enfatizó Jackson, quien ha establecido una página en Facebook para el acopio de ayuda.

Haciéndose eco de otros activistas en Flint, Jackson se quejó de que esta crisis era completamente evitable, que las autoridades tardaron mucho en advertir a la gente del problema del plomo en el agua y que, en todo caso, en EEUU “no es posible que vivamos como un país del Tercer Mundo”.

“Hay partes de Flint que parecen un país del Tercer Mundo después de una guerra, con casas abandonadas, falta de empleos, mucho crímen, pero la gente tiene mucha esperanza y mucha fe, y la necesitaremos porque esto parece que irá para largo”, afirmó Jackson.

Paul Donnelly, diácono de la Iglesia St. Mary´s, una iglesia católica en el Este de la ciudad, dijo al canal de televisión WJRT que los inmigrantes apenas se enteraron de la contaminación de plomo a través de familiares, pero la iglesia también tiene voluntarios que quieren ayudar con servicios de traducción y distribución de ayuda.

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Según activistas y residentes de Flint, las autoridades desoyeron por largo tiempo las quejas de que el agua lucía un color café y despedía un pestilente olor a tierra, a quema de químicos, o a huevo podrido.

El agua contaminada continuó oxidando las tuberías mientras aumentaban las quejas de los vecinos, y la alcaldesa de Flint, Karen Weaver, declaró un estado de emergencia en diciembre pasado, seguido por otro a nivel estatal por el gobernador republicano, Rick Snyder, el pasado 5 de enero.

Ahorros para la ciudad, y veneno para los residentes

 La culpa por la crisis ha recaído enteramente sobre las autoridades de la ciudad que, según activistas, si bien ha ahorrado dinero también ha expuesto a la población a sustancias tóxicas como el  plomo y el cobre.

Es que en abril de 2014, para ahorrar dinero, la ciudad dejó de recibir agua potable del sistema de distribución de Detroit y empezó a recibirla del contaminado Río Flint.

Desde que se autorizó ese cambio en abril de 2014, aumentó a casi el doble el porcentaje de niños menores de cinco años con altos niveles de plomo en la sangre,  según un estudio de septiembre pasado. La contaminación con plomo es especialmente dañina para menores de cinco años porque ha sido vinculada con posibles daños irreversibles para el cerebro y crecimiento de los menores.

Consultado hoy por este diario, Daniel Llargues, un portavoz de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), dijo que la Administración Obama desembolsará ayuda federal para Michigan, específicamente para proveer agua, filtros de agua, y equipos para pruebas de agua y otros artículos necesarios durante un período de 90 días.

Pero esa ayuda llega tarde para los ya afectados por la contaminación, y ahora tanto la ciudad como el estado afrontan una demanda colectiva ante los tribunales federales.

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