Paremos las evasivas para lograr una reforma real de inmigración

Los programas DACA y DAPA beneficiarían a  millones de inmigrantes indocumentados.

Los programas DACA y DAPA beneficiarían a millones de inmigrantes indocumentados. Crédito: Getty Images

Ahora que los candidatos presidenciales republicanos están en plena campaña en sus elecciones primarias, hemos escuchado mucho sobre cómo ellos supuestamente arreglarían nuestro sistema migratorio roto.  Escuchamos promesas para gastar cientos de miles de millones de dólares para deportaciones, miles de millones de dólares para construir un muro en la frontera y hasta revocar la ciudadanía de niños que nacieron aquí en los Estados Unidos. Y ahora han iniciado una conversación tóxica acerca de prevenir que cualquier musulmán entre a nuestro país.

No pretendamos que estas son soluciones reales y honestas – solamente son los últimos intentos para paralizar cualquier esfuerzo significativo para arreglar el sistema migratorio que todos dicen que está roto.

Tampoco pretendamos que hay un gran misterio sobre cómo solucionarlo.  La única solución es crear un camino hacia la ciudadanía.  Todos sabemos eso, lo hemos sabido por años.  El Senado estadounidense ya aprobó el proyecto de ley de la reforma migratoria bipartidista en el año 2013 que incluye un camino hacia la ciudadanía – y no hay duda de que el mismo proyecto de ley hubiese sido aprobado por la Cámara de Representantes si se hubiera presentado para un voto.  Sin embargo, todavía no vemos acción.

Sí, la seguridad fronteriza también es parte de la solución – absolutamente.  Necesitamos que seguir mejorando y perfeccionando la inteligencia, siendo más eficientes en nuestro enfoque hacia la seguridad fronteriza.  Pero aquellos que piden que “aseguremos la frontera primero” – casi siempre sin ofrecer propuestas de cómo lograrlo – solamente han retrasado el progreso de la reforma migratoria integral hasta que lleguemos a un futuro elusivo cuando los republicanos del Congreso consideren que la frontera está lo suficientemente asegurada para dirigir nuestra atención a los millones de niños, hombres trabajadores y mujeres trabajadoras en nuestro país que viven con el temor constante de ser separados de sus familias y deportados del país que llaman su hogar.

El noviembre pasado, después de que varios intentos para aprobar la reforma migratoria fueron detenidos por el Congreso, el presidente Obama tomó acción y firmó una orden ejecutiva que ofrecía alivio de deportación para padres indocumentados de hijos estadounidenses y residentes legales, así como para la jóvenes indocumentados que llegaron a este país desde niños.  Las acciones del presidente no son ni integrales ni una solución permanente, pero por lo menos traerían a la comunidad inmigrante indocumentada fuera de las sombras mientras que permitiría a las autoridades enfocarse más en criminales peligrosos.

Sin embargo, lamentablemente, la demora continua.  Los republicanos en el Congreso aún no demuestran interés en una reforma migratoria integral y 26 gobernadores republicanos han presentado una demanda en el distrito de un juez notoriamente anti-inmigrante para retrasar la implementación de los programas del presidente Obama. Ese juez y la corte de apelaciones conservadora en su región han parado el programa, pero ahora el Presidente está apelando el caso a la Corte Suprema, la cual debe de tomar el caso y dejar que los programas se implementen.

Durante los últimos meses, mi oficina ha estado ayudando a inmigrantes indocumentados de nuestro distrito determinar si ellos calificarían para estos programas y para que aprendan como solicitar su información cuando el tiempo llegue.  Muchas de las personas que he conocido han vivido en nuestras comunidades por años.  Ellos no son “aliens” (la palabra en ingles con connotación negativa que algunos usan para describir a los indocumentados)—son nuestros vecinos.  Me recuerdan a mi abuelo, que llegó a Estados Unidos de Irlanda como un niño, solo, con pocos dólares en su bolsillo y con un sueño de crear una nueva vida aquí, construyendo un negocio y criando una familia.  Como muchos de nuestros antepasados, él era libre de perseguir ese sueño sin el temor constante de ser deportado.  Los inmigrantes indocumentados de hoy comparten ese mismo sueño y ellos merecen la misma oportunidad de hacerlo en realidad.

Tengo confianza de que, si la Corte Suprema toma el caso, la demanda de los gobernadores republicanos fallará y la comunidad indocumentada pronto será libre de avanzar hacia sus sueños.  Esa será una victoria importante, pero lejana a una solución permanente.

Los inmigrantes indocumentados que siguen las reglas merecen más que el alivio de la deportación.  Ellos están dispuestos, es más, ansiosos, a someterse a rigurosas verificaciones de antecedentes, aprender inglés y tomar cualquier otro paso necesario para adquirir los derechos y las responsabilidades de la ciudadanía estadounidense.  Merecen esa oportunidad.  Merecen líderes con el valor y el sentido común para reunirse y crear un camino hacia la ciudadanía.

Todos sabemos que esa es la única solución real.  Así que dejemos de retrasar el progreso y terminemos el trabajo.

-Kathleen Rice (D) representa el Distrito 4 de Nueva York en Long Island. 

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