Sí se puede, en familia

El mexicano Tony Castrellón ha sabido adaptar su comercio a las cambiantes demandas de su clientela

Desde pequeño, Tony Castrellón fue testigo de los esfuerzos de su madre para llevar el negocio adelante.

Desde pequeño, Tony Castrellón fue testigo de los esfuerzos de su madre para llevar el negocio adelante. Crédito: Virginia Gaglianone | La Opinion

Para Tony Castrellón, la tienda Sol de México es un asunto de familia. Su madre, Lupe Castrellón, abrió el primer local el 15 de abril de 1979, en Sun Valley, California. Lo que comenzó como una librería en español, creció con los años, hasta convertirse en la tradicional tienda familiar de artículos generales, que es en la actualidad.

“Tuvimos que ir cambiando y adaptándonos con el tiempo”, explicó Castrellón. El empresario contó que a los libros se le sumó la venta de discos y casettes de música y la renta de películas y videos. Al llegar los CDs, DVDs y la renta de películas en internet, el empresario entendió que tenía que cambiar de ramo.

“Uno de los secretos para triunfar es saber reinventarse en tiempos de crisis”, comentó. En la actualidad, Sol de México ofrece desde servicios de envío de dinero, hasta productos generales como vitaminas, productos de belleza, libros y candelas, entre muchos otros.

Castrellón no sólo supo vencer los desafíos, sino que aprovechó las oportunidades que se le presentaron en el camino. La familia compró la casa y el terreño aledaño a su negocio, sin siquiera imaginarse que años después, una compañía urbanizadora les ofrecería construir una plaza comercial en dichos terrenos. Hoy, la tienda ocupa un local espacioso en el centro comercial, que cuenta con un concurrido gimnasio y un local para uñas, entre otros.

“Ahora llevo dos sombreros, uno como negociante y otro como dueño de la plaza”, indicó Castrellón.

La importancia de la comunidad

La tienda es como un pequeño oasis a un lado del transitado bulevar Vineland y Saticoy en Los Ángeles. En el local hay sillas para los clientes, que llegan y se quedan conversando con Lupe, Tony y su hermana Natalia.

“Para nosotros, los clientes son mucho más que eso, son parte de la familia. En todos estos años, hemos compartido con ellos problemas y alegrías”, indicó.

Castrellón recordó una ocasión en la que casi cerraron la tienda, una experiencia que lo marcó como empresario y lo ayudó a entender el valor de la comunidad.

“Llegaron los clientes a pedir que no se cerrara. Una clienta venía golpeando una cazuela y gritando, ‘Esto no se vende’”, recordó.

Tony Castrellon, junto a su madre Lupe y su hermana Natalia
Tony Castrellon, junto a su madre Lupe y su hermana Natalia

Un asunto de familia

Castrellón heredó el interés por los negocios de su madre, originaria de Aguas Calientes, México, quién de pequeña ya soñaba con tener su propia tienda.

“De mi mamá heredé el amor por los negocios, y ella a su vez lo heredó de mis abuelos. Somos una familia de negociantes”, indicó. Castrellón creció en la tienda y fue testigo del compromiso, las largas horas y la lucha diaria de su madre para sacar el negocio adelante.

“Estaba sola, con niños pequeños, y muchas veces entraban y robaban”. Lupe recordó que hubo momentos en los que no tenía dinero ni para comprar una soda. Y a pesar del sacrificio, la inmigrante mexicana aseguró que volvería a hacerlo todo de vuelta. “Quiero morir en la caja de registro”, agregó riendo.

Aprendí de mi madre que no importa cuántas veces caes, siempre hay que volver a levantarse y seguir luchando, desafiar los retos para conseguir una vida mejor. Después de todo, para eso nos vinimos a este país, ¿no?”, agregó.

Según el empresario, uno de los secretos para triunfar es sentir amor por lo que vas a realizar.

“Si cuando vas a comenzar las dudas son muchas, quizás sea mejor no hacerlo, porque no está el amor. Ahora, si tienes el corazón para hacerlo, no te detengas, ni aceptes un ‘no’ como respuesta”, finalizó.

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