Diciembre, un mes para subir tasas de interés

Las actas de la última reunión de la Fed sugieren que hay más consenso para subir el precio del dinero por primera vez en una década

La primera subida de tasas en los últimos 10 años tiene muchas posibilidades de llegar el 16 de diciembre, tras la última reunión de la Reserva Federal de este año.

Es lo que se desprende de las actas de la reunión de la autoridad monetaria en octubre en las que se lee que más miembros del Comité Abierto, quienes toman esta decisión, están preparados para dar la luz verde a la subida. Y eso a pesar de que ni el empleo ni la inflación, las dos medidas que guían este movimiento, están en los niveles que demandan un encarecimiento del precio del dinero.

En cualquier caso, como ya señalara la presidenta de la Fed, Janet Yellen, no se ha tomado una decisión en firme y aunque llegara esa primera subida, la segunda tardará más  pues el camino ascendente será muy gradual.

Las tasas de interés se redujeron a niveles históricamente bajos, 0%-0.25%, en diciembre de 2008 para estimular a la economía durante la Gran Recesión. Fue una de las herramientas que usó la Fed para poner freno a la caída del crecimiento y aún se mantiene porque la recuperación ha sido lenta y desigual. Las duras condiciones de otras economías y las repercusiones que puedan tener en EEUU han frenado al equipo presidido por Yellen para decidir un alza antes.

No obstante no se espera que las tasas suban más de un cuarto de punto lo que apenas marcará diferencias prácticas. Ni los ahorradores recibirán mucho más por los depósitos en sus cuentas de ahorro ni se encarecerán necesariamente los préstamos.

Los miembros de la Fed confían que las perspectivas económicas, mejoren lo suficiente como para que no se produzca un retroceso económico al no poderse tolerar este movimiento, como ha ocurrido en el pasado.

La Reserva confía en que el mercado laboral siga reforzándose y que la inflación suba hasta el 2%. Esto segundo es algo que puede ser una apuesta más arriesgada porque en buena medida depende de la evolución del dólar y los precios de la energía. Estos siguen cayendo (el petróleo cotizaba el miércoles por debajo de los $40) y el dólar sigue reforzándose por lo que a los estadounidenses les resulta más barato consumir importaciones. De hecho, el dólar no hace más que apreciarse frente a otras monedas como el yen (Japón ha vuelto a entrar en recesión) y el euro (por que la política monetaria en esta zona es justo la opuesta a la de la Fed).

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