“Llovía y maté a tres de Ayotzinapa”

Revelaciones que salen a flote luego de que la fiscalía hizo público el expediente del caso Iguala

México

– ¿A dónde vamos?

– No preguntes, en este trabajo no se hacen preguntas. Hacía tiempo que el líder de los sicarios de Guerreros Unidos en CoculaFelipe Rodríguez Saldado “El Cepillo”, maltrataba a su subordinado Patricio “El Pato” Reyes, la oveja negra de una familia de once hermanos, borracho, adicto a la cocaína y rudo sicario que de vez en cuando daba algunas muestras de ternura como tatuarse en los brazos los nombres de sus hijas y padres. “Mar y Sol”, “Don Ro”, “Eleodora”.

O prologar por unas horas la vida de algunas de sus víctimas como hizo con tres de los estudiantes de la Normal Rural de  Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014, según su declaración ante la Procuraduría General de la República (PGR) que quedó registrada en el Tomo 3 de la averiguación del caso Iguala abierta al público recientemente.

Aquel día, “El Cepillo”  llamó a “El Pato” poco después de las 11 de la noche y le pidió que lo custodiara en una moto mientras él manejaba una camioneta Nissan “Estaquita” Blanca sin rumbo fijo, acompañado por los ocho pistoleros que siempre tenía bajo sus órdenes.

A la altura de Lomas de Coyote, donde se bifurca la carretera entre Cocula e Iguala, en el norte de Guerrero, el jefe torció hacia una brecha de terracería donde los esperaban cuatro policías del municipio de Iguala “rechonchos”, llenos de vida con cuatro escuálidos jóvenes, uno de ellos, muerto por impacto de bala.

– Son del Cartel de Rojos- dijeron sin más.

“El Pato” lo recordó a detalle en su declaración ministerial: “El Cepillo dijo que los asesinara, que me apurara y que regresáramos para otro trabajo”.

El otro trabajo era recoger una camioneta de tres toneladas y llevarla al basurero de Cocula, donde estaban el resto de los 43 estudiantes de Ayotzinapa aunque “El Pato” no lo supiera, “en su trabajo no había preguntas”, sólo acciones.

Por eso “El Cepillo” montó en cólera cuando su subordinado le confesó que no había matado a los tres primeros, “los que llevaban unas capuchas en los testículos”, que los había dejado “encargados” mientras iba por la camioneta de tres toneladas…

– Ya mátalos- ordenó.

“El Pato” sacó su pistola calibre 22 y les disparó por la espalda. Cinco o seis detonaciones. “Estaba cayendo agua”, estaba lloviendo, dijo.

Poco después los padres cuestionaron las conclusiones de la PGR al respecto de que los cuerpos ardieron en “una hoguera” si estaba lloviendo, pero “El Pato” ya no supo nada más porque se fue a halconear (espiar). Sólo recuerda que su jefe le preguntó si sabía dónde conseguir leña seca. “Estaba cayendo agua y se iba a necesitar”, insistió.

La  comparecencia 

Felipe Rodríguez “El Pato” compareció ante el Ministerio Público Federal el 3 de noviembre de 2014 después de tres semanas de permanecer encerrado en su casa de Cocula hasta donde llegaron los Policías Federales por él y, según su testimonio, lo sacaron a patadas y torturas de ahí.

En su declaración señaló al presidente de Cocula, Mario Peñaloza, como miembro del cartel de Guerreros Unidos. “Les mandaba dinero”, afirmó. “Yo lo iba a recoger”.

  • ¿Cuánto le pagaron por matar a los estudiantes de Ayotzinapa?- cuestionó el perito.
  • No me pagaron nada. Me quedaron a deber dos meses de sueldo.

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