Editorial: La justicia demorada no es justicia

La larga espera en los tribunales de inmigración perjudica al peticionante

Los retrasos en los tribunales de inmigración están batiendo todo récord anterior. Cerca de medio millón de personas esperan poco menos de tres años para poder saber si pueden quedarse en Estados Unidos o si deben salir del país. Esto deja en limbo a mucha gente que ha solicitado asilo o refugio y deben esperar un largo tiempo para poder incorporarse al nuevo país.

Uno de los motivos de la demora fue el arribo de los miles de menores de edad centroamericanos que fueron colocados al frente de la línea de espera, pero de todos modos el sistema incluso, sin estos menores, ya estaba sobrepasado. Según el banco de datos de la Universidad de Syracuse, en agosto había 456,644 casos de remoción pendientes ante los tribunales y se estimó que entre el momento en que se presenta un caso hasta la primera audiencia hay un período de 35.2 meses.

La última asignación legislativa aprobó 60 millones de dólares para agregar 55 jueces más a los  223 magistrados actuales. Esta es una cantidad insuficiente si se calcula que cada juez, con su personal, puede atender 500 casos al año.

La organización Human Rights First estimó que se necesitan 280 jueces de inmigración adicionales. El grupo calculó que se podría incrementar la cantidad paulatinamente, 75 jueces más por año durante tres años. Es razonable que se coloquen más jueces de inmigración si aumenta la cantidad de patrulleros en la frontera deteniendo más gente.

A la falta de magistrados, ahora se asoma la posibilidad de un conflicto laboral con los intérpretes que trabajan para el contratista SOS Internacional. Por lo menos un tercio de estos empleados están inconformes con el nuevo contrato, tanto por el pago como con las condiciones. Una medida de fuerza laboral aumentaría los problemas de los tribunales que utilizan intérpretes en el 85% de sus casos.

Urge reducir el tiempo de espera para los tribunales de inmigración.Cuanto más se demore son mayores las posibilidades de que se pierdan testigos y que ocurran diversos cambios que perjudique o cause más retraso al solicitante.

A estos casos le corresponde adecuadamente la repetida frase de que “justicia demorada, no es justicia”.

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