Eliminando las cuotas inmigratorias

Este mes marca 50 años de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965 auspiciada originalmente por el presidente John Kennedy y firmada por el presidente Lyndon Johnson.  Fue un logro histórico donde los valores de reunir familias y atraer trabajadores adiestrados ganaron contra las cuotas inmigratorias que premiaban ciertas razas sobre otras.  Antes del debate moderno sobre poblaciones indocumentadas vale la pena recordar esta batalla histórica que definió el país.

Desde los años 1920s las leyes de inmigración establecieron cuotas para la entrada legal al país.  Ese periodo tuvo su propio debate sobre el carácter nacional y fue un debate lleno de actitudes racistas que se comentaban abiertamente.  La seudociencia del intelecto superior de la raza blanca y los exámenes “IQ” estaba en su auge.  La membresía del Ku Klux Klan – el grupo terrorista anti-católico, anti-negro, y anti-judío – llegó a cuatro millones.  El radicalismo de los nuevos inmigrantes de la Europa del sur amenazaba el capitalismo de los dueños de la industria.   La culpa cayó en los nuevos inmigrantes de ese entonces.  Y la solución fue la Ley de Cuotas de Origen Nacional. La ley otorgó la gran mayoría de visas – 70% – exclusivamente para Inglaterra, Irlanda y  Alemania.  Los países del sur de Europa fueron desfavorecidos.

Las cuotas claramente reflejaban el deseo de mejorar la raza blanca del país y duraron por ley hasta 1965.  El presidente Kennedy denunció ese sistema: “En una época de interdependencia entre naciones, este sistema es un anacronismo porque discrimina entre solicitantes para admisión a los Estados Unidos basado solamente en el accidente de nacimiento”.  Kennedy buscaba maneras de superar a Rusia en la batalla para la simpatía del tercer mundo en esa época de la Guerra Fría.  Para el presidente Johnson la eliminación de la cuotas inmigratorias fue una extensión del movimiento de derechos civiles encabezado por la comunidad afro-americana.  “El sistema viola los principios básicos de la democracia americana”, indicó al aprobar la ley ante la Estatua de la Libertad.

La nueva ley estableció los principios que han dominado sus enmiendas desde ese entonces: la reunificación de familias y la necesidad de atraer trabajadores al país.  Obviamente estos valores necesitan encontrase de nuevo en el debate hoy día cuando tantas familias latinas sufren de un crecimiento en deportaciones y donde la mano de obra que representa el inmigrante latino no se valoriza.

Se estima que 59 millones de inmigrantes llegaron a los Estados Unidos después del Acta de Inmigración y Nacionalidad de 1965.  Casi 75% de ellos vienen de países latinoamericanos y asiáticos.  El país se revitalizó con más diversidad y juventud.  La economía se aprovechó de estos nuevos americanos y negocios, grandes y pequeños, florecieron.

Todo empezó con el liderazgo de los presidentes Kennedy y Johnson en 1965.  Eliminaron las cuotas de visas y expandieron los horizontes americanos hacia el mundo entero.

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