Editorial: Ya basta de esconder el dinero

El déficit se reduciría si se detiene la evasión impositiva de las grandes empresas

Se dice que el problema del déficit federal son los gastos excesivos del gobierno y no la falta de impuestos, por lo cual la solución es reducir el costo de los programas sociales que ayudan a los más pobres. Eso no sería necesario si las empresas estadounidenses multinacionales no escondieran sus ganancias en paraísos impositivos para evitar pagar impuestos.

Un análisis del Citizens For Tax Justice dado a conocer ayer muestra que las empresas más grandes de Estados Unidos eluden anualmente el pago de más de 90,000 millones de dólares, colocando sus ganancias, mayormente  obtenidas en nuestro país, en compañías subsidiarias ficticias. El mejor ejemplo es la farmacéutica más grande del mundo, Pfizer, que tiene 74,000 millones de dólares en 151 subsidiarias en paraísos fiscales. La empresa entre 2008 y 2014 hizo más del 40% de sus ventas en Estados Unidos, pero no reportó ingresos para ser gravados. Es más, a pesar de sus ingresos globales de 43,000 millones entre 2010 y 2012, recibió 2,000 millones de dólares en reembolsos impositivos abonados por los contribuyentes.

Los paraísos fiscales sirven para registrar compañías y usarlas como un vehículo para sacar dinero. En el caso de Pfizer, les transfiere sus patentes a una empresa de su propiedad en un área donde no se abona impuestos, de manera que saca el dinero para pagarse a sí mismo. El paraíso fiscal sirve para que una empresa diga que allí hizo su dinero. Esta es una aberración que permite que en las Bermudas o las Islas Cayman haya empresas que solo tienen allí una dirección y reportan un total de ganancias colectivo equivalente a 1,600 veces más que la producción económica de la isla.

Hay 358 empresas, de la lista Fortune 500 que tiene por lo menos 7,622 subsidiarias en paraísos fiscales, entre ellas Apple, Nike, PepsiCo, Morgan Stanley, Google,  Microsoft y Walmart. La proliferación de subsidiarias, junto a la emigración de empleos a países con mano de obra barata y las compensaciones millonarias a sus ejecutivos reflejan un cambio de actitud de la época pasada en que “lo era que bueno para General Motors era bueno para Estados Unidos”.

El presidente Obama sugirió sin éxito reducir la tasa de 35% a un “impuesto transitorio” de 14%, cuando algunos jefes ejecutivos quieren 5% para traer el dinero. Mientras no haya acuerdo los contribuyentes seguirán pagando el vacío que deja la evasión impositiva de las grandes empresas.

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