Editorial: La crisis financiera de Puerto Rico

Puerto Rico está haciendo lo que puede para reestructurar la deuda con sus acreedores en negociaciones individuales

Los recortes en el gasto público y enorme deuda de la isla ha generado manifestaciones en Puerto Rico.

Los recortes en el gasto público y enorme deuda de la isla ha generado manifestaciones en Puerto Rico. Crédito: Getty

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Llegó el momento tan temido de la cesación de pago para Puerto Rico. El gobierno de la isla no cumplió el lunes pasado con el compromiso de abonar 58 millones de dólares a sus acreedores, desencadenando el principio de una crisis financiera, comparable a la Grecia, aunque sin los recursos a su disposición para salir de ella como la nación europea.

Se hizo realidad la advertencia del gobernador Alejandro García Padilla de que la deuda gubernamental de 72 mil millones de dólares es imposible de pagar tal como está hoy. El hecho de que solamente se hayan podido abonar 628,000 dólares, resabio de fondos previamente aprobados, es una señala clara de lo que se viene. Este pago incompleto fue interpretado en Wall Street como un “default” del compromiso mientras que en la isla es visto como un esfuerzo que no merece ser considerado como una cesación de cumplimiento de deuda.

Las dificultades de Puerto Rico para salir de la crisis financiera están ligadas a numerosos factores como una recesión que golpeó más fuerte que en el continente, una alta emigración que redujo significativamente la base impositivos y los problemas únicos surgidos por la condición especial de la isla de ser un Estado Libre Asociado de Estados Unidos. Esto coloca a Puerto Rico en la imposibilidad de reestructurar su deuda bajo la ley estadounidense de bancarrota porque no es un estado de la Unión Americana como tampoco puede recurrir a los organismos financieros internacionales porque no es una nación independiente.

Puerto Rico está haciendo lo que puede para reestructurar la deuda con sus acreedores en negociaciones individuales, pero es insuficiente porque no puede cumplir con las usuales exigencias draconianas de los deudores de reducir gasto público y aumentar impuestos. La isla necesita un respiro que solo se lo puede dar el Congreso, pero la mayoría republicana está desinteresada del problema por considerarlo un fracaso de políticas demócratas. Solo Jeb Bush ha expresado preocupación por la isla.

La falta de pago del lunes es solo el principio. El impacto negativo financiero de la crisis para los estadounidenses, como en los fondos de pensión, debe ser un motivo para que el Congreso actúe a su regreso, incluso cuando no simpatiza con la difícil situación de los puertorriqueños.

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