Entre los peces y el agua, un dominicano que promete

En la ciudad de Nueva York se calcula que viven más de 60 mil artistas, pero hay uno que para mí promete dejar su huella en esta competitiva ciudad.

Él es dominicano y ciudadano del mundo. La mancha de plátano se le nota en la cara, pero sus formas son las de una persona que ha vivido. Se llama Miguel Brown y estudió en la reconocida escuela de diseño Altos de Chavón, en donde entre sus profesores estuvo Óscar de la Renta. Después de trabajar en su país, en Barcelona y en Santander (España) diseñando logotipos, campañas de publicidad e interiores, llega a la capital del mundo con una propuesta única.

Lo cité en el salón de visitas de mi edificio. Llegó un poco asustado, como el que se encuentra con su nueva realidad. Le pregunté por qué utilizaba peces y colores tan vivos como el naranja, amarillo, azul y agua.

“La contaminación está matando a los peces. Los saco del agua para poner su gracia y su imagen en las cosas que mañana pueden terminar en el fondo del mar, dañando su mundo. Los colores son vivos porque soy dominicano y el Caribe está lleno de color”, me explicó.

Lo llevé a la terraza del edificio, desde donde se puede apreciar desde Wall Street hasta casi el Washington Bridge. “Ahí comienza el mundo, todas las decisiones financieras que se toman tienen repercusiones hasta en Ushuaia, (el lugar más austral del mundo)”, le dije entre risas.

Tuve la imprudencia de recomendarle que su próxima pintura tenga una mezcla de peces con Manhattan, porque al final todo importa y todo vale.

Con apellido americano –Brown–, pero dominicano de pura cepa, quiere que su arte sea parte de un nuevo emprendimiento cultural de la ciudad de Nueva York.

Parece que su amor por el agua y los peces serán una inversión ecológica y cultural para nuestra comunidad. Como él menciona, el agua crea una perspectiva infinita y al final el mundo es un Universo de posibilidades infinitas.