Tratamientos antiedad: promesas vs. ciencia

Si alguna vez pensaste que la posibilidad de recuperar la mente, el cuerpo y la energía de la juventud era demasiado bueno como para ser verdad, tal vez tengas razón

antiedad

La ciencia no tiene mucho qué decir sobre los tratamiento antiedad. Crédito: Consumer Reports

El agua de la mítica Fuente de la Juventud fue, posiblemente, la primera pócima que, según se dijo, podía ayudar a tener una vida más larga y un vigor perdurable. Pero, ciertamente, no fue la última. Hoy hay cada vez más productos de venta libre y con receta que prometen agregar años de salud óptima. Esto dio origen al negocio de los productos antiedad, que es cada vez mayor y representa alrededor de $292 mil millones en todo el mundo por año.

“Hay un gran mercado en la industria antiedad que intenta convencer a la gente de que el envejecimiento no es su culpa y que si no comienzan a tomar hormonas y suplementos pueden ser presa de las enfermedades asociadas al proceso normal de envejecimiento”, dice el doctor S. Jay Olshansky, profesor de salud pública de la Universidad de Illinois en Chicago. “Dicen que tienen la solución y quieren vendértela”.

Pero, ¿existe una buena razón que justifique comprar estos productos? Vamos a ver los datos científicos que se esconden detrás de 6 tratamientos que prometen volver el tiempo atrás.

La promesa: recuperar la energía del cerebro

Hay un montón de suplementos y medicamentos de venta con receta que se ofrecen para mejorar tu atención, tu cognición y tu concentración.

Las pócimas: Un grupo de productos, conocidos como nootrópicos, incluye suplementos dietarios que contienen ingredientes tales como cafeína, aceite de pescado y hierbas, como también piracetam, un fármaco que a veces se receta en el Reino Unido para tratar los trastornos del movimiento.

El otro grupo importante son los estimulantes para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD) de venta bajo receta, como el donepezil que se utiliza para tratar el Alzheimer y el modafinil, que se usa para la apnea del sueño.

Los médicos pueden recetar estos medicamentos en forma legal para usos no indicados en la etiqueta del producto o para otros fines no aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). (No pueden recetar piracetam).

La ciencia: Es poca la evidencia de que los nootrópicos mejoran la cognición. Algunos suplementos de esa categoría pueden causar efectos secundarios o interactuar con los medicamentos que ya estés tomando. Cuando compras un producto que no está verificado por un organismo como la Farmacopea de EEUU corres el riesgo de tomar algo que no es lo que se indica en la etiqueta del producto. “Puede haber una enorme variabilidad entre los fabricantes,” dice el doctor Gary W. Small, director del Centro de Longevidad de la UCLA.

Según la Academia Estadounidense de Neurología, los medicamentos de venta bajo receta no mejoran la cognición en todas las personas y pueden empeorarla en algunas. No se han realizado estudios prolongados sobre la forma en que los medicamentos afectan a las personas sanas, dice la doctora Orly Avitzur, neuróloga y asesor médico de Consumer Reports.

La promesa: recuperar la vida sexual

libido

Los anuncios dicen que la terapia con testosterona puede aliviar el letargo y ayudar a recuperar la libido perdida que puede acompañar a los bajos niveles de la hormona en los hombres. Se sugiere que combatir lo que en los anuncios llaman “T baja” devolverá el impuso sexual y ayudará a recuperar la energía.

Las pócimas: Los tratamientos recetados que contienen testosterona están aprobados por la FDA, pero solo para hombres con hipogonadismo, que es la imposibilidad de producir una cantidad suficiente de testosterona a causa de trastornos de los testículos, la glándula pituitaria o del cerebro. Incluso, el tratamiento, que generalmente viene en forma de gel tópico o de parches, puede prescribirse para usos no indicados en la etiqueta.

La ciencia: “Nunca se conoció nada como ‘T baja’ hasta fines de los años noventa y principios del 2000,” dice el doctor Thomas T. Perls, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de Boston University y del Boston Medical Center. Ahí fue cuando este término se puso de moda y comenzaron a verse anuncios sobre terapias con testosterona.

Sin embargo, la terapia con testosterona puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y coágulos sanguíneos. Las investigaciones también sugieren que el tratamiento puede potenciar el crecimiento del cáncer de próstata en quienes ya lo padecen, aumentar la probabilidad de tener apneas del sueño y fomentar el crecimiento de la próstata y del tejido mamario, producir hinchazón de pies y reducir el recuento de espermatozoides.

Si tienes poca energía o una libido baja, consulta a tu médico. Las causas pueden ser el estrés, los medicamentos, la depresión, la diabetes o la falta de sueño o ejercicio físico.

La promesa: volverte más fuerte y esbelto

Quienes están en la industria de los productos antiedad promueven el uso de la hormona del crecimiento humano (HGH) como una forma de aumentar la masa muscular, reducir la grasa corporal, dar elasticidad a la piel y hacer más lenta la pérdida de tejido óseo.

Las pócimas: Las inyecciones de la versión sintética de la HGH son famosas por el abuso que hacen de ella los atletas y los fisicoculturistas.

La ciencia: La hormona del crecimiento humano proveniente de la glándula pituitaria, que ayuda a mantener los tejidos y los órganos, es esencial para el desarrollo de niños y adolescentes. El tratamiento con HGH está aprobado por la FDA para unas pocas enfermedades en adultos, tales como la deficiencia de hormona del crecimiento causada por lesiones de la glándula pituitaria.

Es ilegal que los médicos receten o distribuyan HGH como producto antiedad. Este medicamento puede causar una serie de efectos secundarios, incluso síndrome del túnel carpiano, inflamación y dolor articular, agrandamiento del corazón y del hígado y diabetes tipo 2. También puede aumentar el riesgo de cáncer. Lejos de hacer más lento el paso del tiempo, “hay mucha evidencia de que acelera el envejecimiento,” dice Perls. “Los riesgos son mayores que el beneficio mínimo que podría obtener, si acaso lo tiene”.

La promesa: verte y sentirte más joven

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La prescripción de terapia hormonal (HT) suele considerarse una solución razonable a corto plazo para los sofocos graves y otros síntomas de la menopausia, pero en algunos libros se fomenta el uso prolongado del reemplazo hormonal para ayudar a que las mujeres se vean y sientan más jóvenes por más tiempo. Lo que recomiendan son las hormonas bioidénticas —que son químicamente idénticas a las hormonas que produce el cuerpo— y están adaptadas a lo que teóricamente necesita la mujer.

Las pócimas: Estos productos de venta con receta son compuestos, o se preparan en las farmacias. Contienen los tipos y los niveles de hormonas que indica el médico.

La ciencia: Algunas hormonas bioidénticas están aprobadas por la FDA para ser utilizadas como TH. Pero los compuestos de hormonas bioidénticas no están aprobados, de modo que no hay garantías de que contengan niveles seguros de los ingredientes correctos. Debes evitarlas, dice la doctora Margery Gass, directora ejecutiva de la Sociedad Estadounidense de la Menopausia. “Estas preparaciones tienen una pureza y una potencia variables”, dice. “Es posible que tengan tanto una dosis menor como una dosis mayor”.

Al igual que las TH tradicionales, pueden aumentar la probabilidad de coágulos sanguíneos, cáncer de seno, enfermedades cardíacas y accidente cerebrovascular, y estos riesgos aumentan con el uso prolongado. La seguridad y la eficacia del estriol, un tipo de estrógeno que se encuentra en la formulación de algunos compuestos, no se ha demostrado.

La promesa: energía y vitalidad

Hay una lista enorme de suplementos que, según se dice, previenen uno o más aspectos del proceso normal de envejecimiento y mejoran el ánimo y la función sexual y aumentan la energía.

Las pócimas: Algunos de los suplementos más vendidos son la hormona DHEA que, al menos en teoría, puede aumentar levemente los niveles de testosterona y estrógeno; la coenzima Q10 (CoQ10), una sustancia similar a una vitamina que ayuda a aportarles energía a las células; y la melatonina, una hormona reguladora del sueño.

La ciencia: Hay poca evidencia de que algún suplemento tenga propiedades antiedad. Y, como sucede con todos los suplementos dietarios, nunca se puede estar seguro de que lo que se indica en la etiqueta sea realmente lo que contiene el producto. Los antes mencionados pueden interactuar con otros medicamentos.

En general, a diferencia de lo que sucede con los medicamentos de venta libre o con receta, no se exige que contengan advertencias acerca de los efectos secundarios y la seguridad. Por ejemplo, la melatonina, que puede interactuar con los medicamentos para la presión arterial, los antidiabéticos y los anticoagulantes, dio origen a más llamadas a los centros de intoxicación que cualquier otro suplemento en el año 2013.

“La creencia de que estos productos son benignos y no pueden causar ningún daño, sumada a las falsas promesas de los beneficios que tienen para la salud, hacen que la industria del aceite de serpiente tenga ventas por $30 mil o $40 mil millones”, dice el doctor David S. Seres, director de nutrición médica del Instituto de Nutrición Humana de Columbia University y miembro del consejo de asesores médicos de Consumer Reports.

También se debe tener precaución con los suplementos suprarrenales, que supuestamente ayudan a aliviar la “fatiga suprarrenal”, una afección y una afirmación que para nuestros expertos carecen de sentido. “Muchas de las personas que se llenan de dinero con estos productos son charlatanes,” dice el doctor Mark E. Molitch, profesor de endocrinología en la Facultad de Medicina Feinberg de Northwestern University de Chicago. Tomar suplementos, que cuestan entre $25 y $55 por mes, es arriesgado ya que pueden hacer que las glándulas suprarrenales dejen de funcionar.

La promesa: maximizar la salud

Quienes están a favor dicen que enviarle directamente al torrente sanguíneo un nivel superior al recomendado de vitaminas y minerales —una tendencia en boga entre las celebridades— puede aumentar la inmunidad, desintoxicar el cuerpo e incluso combatir infecciones. Otro centro dice que pueden “darle un empujón a las células que no están funcionando al máximo para que comiencen a hacerlo”.

Las pócimas: Cocteles de vitaminas y minerales que se administran por vía intravenosa.

La ciencia: Las infusiones de nutrientes no hacen más que vaciar tu billetera —y pueden causarte daño. “No hay datos que sostengan la utilidad o la seguridad de estas prácticas”, dice Seres. “La mayoría de las vitaminas, en especial cuando se consumen en altas dosis, tienen un grado de toxicidad”. Y son caras: detectamos que hay lugares donde cobran entre $75 y cerca de $150 por una infusión.

Llamar al doctor Juventud

Alrededor de 26,000 médicos y científicos de todo el mundo son miembros de la sociedad profesional del movimiento antiedad, la Academia Estadounidense de Medicina Antiedad, también conocida como A4M. Esta organización ofrece la certificación de la junta en medicina antiedad, a través de su Consejo Estadounidense de Medicina Antiedad y Regenerativa.

Pero la Junta Estadounidense de Especialidades Médicas, considerada un referente en materia de certificaciones, no reconoce a la antiedad como una especialidad, una omisión que “le quita mucho valor a la credibilidad de la A4M“, dice el doctor Marvin M. Lipman, jefe de asesores médicos de Consumer Reports. Esto, a su vez, se refleja en la reputación de los miembros de la A4M, agrega.

Según Lipman, la conclusión es que, por ahora, ninguna afirmación de que un producto o tratamiento puede detener o retardar el proceso normal de envejecimiento tiene respaldo científico. “Hasta el momento no hay ninguna sustancia que se haya demostrado que puede prolongar la vida”, explica Lipman. “La dieta, el ejercicio y los buenos genes son lo mejor que tenemos para ofrecer”.

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