El Barrio se transforma (fotos)

Antigüas comunidades latinas son desplazadas lentamente

Una de las típicas "casitas puertorriqueñas"  construidas en solares baldíos es testigo de los cambios en El Barrio.

Una de las típicas "casitas puertorriqueñas" construidas en solares baldíos es testigo de los cambios en El Barrio. Crédito: Fotos: Gerardo Romo

@JoaquinBotero

¿Estamos mejor o peor? La pregunta, que se hacen probablemente en todos los vecindarios de Nueva York, es más ansiosa en las calles de East Harlem, también conocido como El Barrio o Spanish Harlem. En los últimos veinte años ha mejorado la seguridad y la apariencia de calles y fachadas, mientras surgen nuevos negocios.

Pero el encarecimiento del sector, ubicado entre las calles 96 y la 140 y entre la Quinta Avenida y el East River, también ha ahuyentado a muchos vecinos, mientras otros temen que se pierda la tradición latina de El Barrio.

“El cambio es bueno porque trae diferentes personas, nuevos artistas, pero también tenemos que respetar el derecho de los que ya estaban acá”, dijo el expolicía y ahora capellán puertorriqueño Clark Peña (46), desde el agradable East Harlem Café.

Peña sitúa el comienzo de la gentrificación en 2001 cuando abrieron el Mall de la calle 116 junto al río. Tras algunas resistencias comunitarias, las corporaciones se comprometieron a contratar a una cuarta de su personal de El Barrio. “Pero meses después empezaron a despedir, y eso dejó un mal amargo”, dijo Peña.

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La artista de grafitis Kathleena Howie García ofrece guías por los murales del vecindario, que considera en peligro. “El arte callejero y popular con mensaje político lo están quitando. Los propietarios dejan sólo los murales que les gustan”, dijo.

Howie García, de ascendencia española, agregó que los viejos residentes son inventivos para defenderse con los gastos. “Alquilan las habitaciones de los hijos que se han ido y con eso se ayudan mucho”.

La Dra. Marta Moreno Vega, nacida y criada en El Barrio y fundadora del Caribbean Cultural Center, no tiene molestias con la llegada de nuevas comunidades, como la mexicana hace veinte años, y más recientemente de los jóvenes profesionales.

“Los cambios son parte de la vida. Cuando mis padres llegaron esto era italiano. Es parte de la realidad de la migración en Nueva York”, explicó la académica y activista de origen puertorriqueño.

Sin embargo, Moreno Vega propone que las autoridades designen la zona como un Distrito Histórico.

“Cuando lleva esa denominación, se pueden preservar ciertas cosas como las organizaciones culturales, los clubes sociales, las fraternidades. Todo eso se debe mantener como parte de la memoria”, dijo.

La presidenta del Concejo Municipal, Melissa Mark-Viverito, quien representa esta zona, asegura que se trabaja para que El Barrio mantenga su carácter local. “Nuestra oficina se ha enfocado en la creación y preservación de vivienda costeable y en proteger e invertir en los edificios de la [Autoridad de Vivienda] NYCHA”.

Mark-Viverito añadió que su oficina da asesoría legal sobre derechos de los inquilinos y trabaja para “preservar la identidad cultural”, por ejemplo en el lanzamiento de La Marqueta Retoña, un programa de actividades artísticas que ha traído vida al icónico mercado en Park Avenue entre las calles 115 y 116.

Jorge Ayala (50) propietario de La Fonda Boricua, que abrió hace 20 años, hace poco duplicó el espacio y lo modernizó después de un cierre temporal. Los precios del menú siguen igual, dice con humor. “Porque no empecé un negocio nuevo no puedo subirlos”.

Sobre la gentrificación, Ayala elogia las mejoras en los edificios y las nuevas construcciones. “Se ve mejor el vecindario”, dice. “Lo negativo es que se ha marginado a la comunidad, las rentas están altísimas. Es triste porque muchos boricuas se están mudando”.

Jorge Vargas (67) se vio forzado en 2012 a mudar su negocio Justo Botánica a un espacio la mitad de tamaño. En su antiguo local se abrirá pronto un 7 eleven.

“Mi familia llegó de Ponce en 1930 y hemos visto el cambio de cuatro generaciones”, dijo. “Vimos a los judíos, irlandeses, italianos, cubanos, dominicanos y últimamente a los mexicanos”.

Bienes raíces

Comprar:

Un apartamento de dos habitaciones $400,000. Un condominio de lujo de una habitación $850,000. Un apartamento de tres habitaciones $750,000, y un townhouse $2,500,000.

Arrendar:

Un apartamento de una habitación varía entre $1,400 y $1,500. El de dos habitaciones, entre $1,700 y $1,900. Y uno tres cuartos promedia $2,800. Un apartamento de lujo de tres habitaciones $4,500.

Cómo llegar

Las líneas del metro 4, 5 y 6. Siete rutas del bus recorren el área.

Un negocio

Librería La Casa Azul, en el 143 East 103 Street. Tel. (212) 426-2626

Estación de policía

Cuartel 23: 164 East 102nd Street. Tel. (212) 860-6411.

Cuartel 25: 120 East 119th Street. Tel. (212) 860-6511.

Un restaurante

Hot Jalapeno. 219 East 116 Street. Disfrute el mole poblano y los burritos.

Oficina de Correos

153 East 110th Street.

Biblioteca Pública

224 East 125th Street.

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