Sunset Park al margen de los desplazamientos

En este vecindario convergen residentes de distintas partes de América Latina

Los atardeceres en Sunset Park y la hermosa vista de los rascacielos de Manhattan son dos características particulares de este barrio.

Los atardeceres en Sunset Park y la hermosa vista de los rascacielos de Manhattan son dos características particulares de este barrio. Crédito: Gerardo Romo / EDLP

@JoaquinBotero

El parque que da nombre a este rincón de Brooklyn ofrece seis manzanas con prados, juegos infantiles, una enorme piscina para el verano, un centro recreativo para todas la estaciones y una vista espectacular del Bajo Manhattan, Staten Island y Nueva Jersey. A su alrededor se ha congregado uno de las comunidades más diversas de Nueva York.

Caminando por la Quinta Avenida, el corazón latino del barrio, uno se siente como si estuviera en Jackson Heights. La Octava Avenida es el eje del Barrio Chino de Brooklyn. Y los vestigios del pasado europeo siguen tan vivos como antes, mezclados con inmigrantes mexicanos y jóvenes profesionales blancos que buscan rentas accesibles.

Sunset Park creció rápidamente entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX con sucesivas oleadas de irlandeses, polacos, finlandeses y noruegos. Después de la Segunda Guerra Mundial llegaron los puertorriqueños, y más tarde, los dominicanos y salvadoreños. En 1990 los hispanos componían el 50% de la población. Según el Censo de 2010, la población consta de un 62% de hispanos, 20% de asiáticos, 15% de blancos y 2% de afroamericanos.

Las avenidas Primera y Segunda son industriales. Las Tercera y Cuarta son residenciales y comerciales, con talleres de mecánica y factorías. Por allí pasa la autopista elevada Gowanus que levanta polvo, humo y preocupaciones ambientales. La Quinta es comercial, con muchas tiendas, bares y restaurantes hispanos. La Sexta es predominantemente residencial y es la frontera con el Chinatown de las avenidas Séptima y Octava. La Novena y Décima son residenciales.

Elizabeth Yeampierre, de origen puertorriqueño, directora de la organización Uprose, dice que en el barrio sigue habiendo una gran cantidad de boricuas “pero somos como un sancocho con un poquito de todo. Hay ecuatorianos aunque los confunden con mexicanos. Hay centroamericanos y caribeños. Hay una nueva mezcla: los mexoricans. Mis sobrinos son mitad colombianos mitad puertorriqueños”.

El dominicano Raymond Pineda (29), administrador del negocio La Multi, cerca de la Quinta con la calle 47, habla de tiempos que no volverán cuando el negocio se llamaba Sonido Latino. Por los cambios en la industria musical y del alquiler de películas, ahora agotan sus existencias y piensan cómo se adaptan. “Acá vinieron artistas a firmar autógrafos: La India, Tito Rojas, Tony Vega, Nino Segarra”. Afuera hay un mural envejecido con los músicos de La Fania.

Pineda vive sobre la Séptima Avenida. Habla de la tensa coexistencia entre la comunidad latina y la china la lucha por el espacio.

“Muy poco compran los unos a los otros y además los chinos adquieren más edificios y prefieren alquilar a los suyos”, dice. “Ellos son mejores para hacer negocios, son más creativos. Venden tostones en sus restaurantes para atraernos”.

Como otros vecindarios neoyorquinos, Sunset Park enfrenta la perspectiva de la gentrificación. Jorge Muñiz, vocero de la oficina del concejal del área Carlos Menchaca, celebra la próxima apertura en el otoño del Bush Terminal Pier Park en la calle 43 y confía en que el desarrollo económico no expulsará a los actuales vecinos latinos.

Eric Levine (38), locutor de Sugar Water Radio, es menos optimista. “En pocos años se verán los edificios de lujo y yates en donde hoy hay latinos”, dice.

El futuro está por escribirse.

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