Informe revela negligencia en caso Avonte Oquendo

Errores por parte de personal escolar permitieron que el niño autista, que había sido reportado como desaparecido, escapara del colegio público P.S. 277, en Long Island City

NUEVA YORK – Los fallos de la escuela, la profesora y una guardia de seguridad permitieron que el niño autista Avonte Oquendo escapara, indica el informe hecho público ayer por el Comisionado Especial de Investigaciones de las Escuelas de Nueva York, Richard Condon.

Avonte (14) se escapó del colegio público P.S. 277 en Long Island City, el 4 de octubre, y sus restos fueron encontrados en el Río Este a la altura de College Point, el 17 enero.

El reporte indica que los funcionarios escolares no siguieron sus propios protocolos de seguridad e ignoraron la advertencia de la madre de su tendencia a escapar. Debido a lo anterior, el niño fue capaz de traspasar varios niveles de seguridad.

El informe confirma que Vanessa Fontaine, madre de Avonte había avisado en el formulario escolar: “Por favor asegúrense de no perderle de vista, le gusta correr. Necesita supervisión individual o se escapará del edificio”.

El formulario fue enviado a los padres, a principios del año escolar, por una de las profesoras con el fin de conocer más a sus estudiantes. Sin embargo, la maestra nunca notificó a la escuela de esa propensión. Los otros profesores de Avonte también lo desconocían y declararon, durante la investigación, que el niño nunca les dio indicios de ello.

En la relación cronológica de la huida de Avonte se indica que los estudiantes estaban siendo escoltados desde la cafetería a la clase de tecnología por dos profesoras. Un estudiante se fue del grupo y una de las educadoras le siguió, dejando a los otros con la otra. Cuando llegaron al aula, la profesora se dio cuenta que Avonte no estaba.

Una guardia de seguridad asignada a la entrada de la escuela vio al muchacho corriendo por los pasillos y le llamo pero no le siguió porque era la única que estaba en ese puesto. El menor escapó por una puerta trasera que a su vez fue dejada abierta por un hombre que aún no ha sido identificado.

Cuando el director Edgar Rodríguez fue informado, rehusó cerrar la escuela o utilizar el servicio de megafonía porque necesitaba más información y no quería trastornar a otros alumnos. Un profesor le pidió que revisara las cámaras de seguridad, pero Rodríguez dijo que no tenía la clave para entrar en el sistema. Cuando después de consultar con la Policía decidió cerrar el plantel, ya era tarde.

La fiscalía de Queens estudiará el informe por si procede la presentación de cargos criminales. Por su parte, la familia ha anunciado una demanda civil contra la ciudad

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