Hispano recuerda atentado al WTC hace 20 años (fotos)

Carlos Llamosa trabajaba en la torre donde estalló una camioneta cargada de explosivos el 26 de febrero de 1993

Carlos Llamosa se salvó del ataque terrorista en el WTC y tras una vertiginosa carrera en el fútbol, es ahora el nuevo asistente técnico del Cosmos de Nueva York.

Carlos Llamosa se salvó del ataque terrorista en el WTC y tras una vertiginosa carrera en el fútbol, es ahora el nuevo asistente técnico del Cosmos de Nueva York. Crédito: Mariela Lombard / EDLP

NUEVA YORK — Fue una segunda oportunidad. Fue algo que nunca se imaginó pudiera pasar. Fue una casualidad que él no se encontrara en el edificio ese mediodía cuando la camioneta cargada de explosivos estalló en el sótano B2 de la Torre Norte.

Era ahí donde trabajaba Carlos Llamosa, quien apenas comenzaba a vivir esto que le llaman el “Sueño Americano y que lo llevaría de ‘janitor’ en las Torres Gemelas a jugar un mundial de fútbol con la selección de Estados Unidos.

Tras una carrera sobresaliente en la MLS y en el Team USA, Llamosa ha vuelto a la ciudad recientemente para formar parte del cuerpo técnico de Giovanni Savarese en el Cosmos de Nueva York, un equipo con gran historia.

Pero Llamosa también tiene la suya, una que parece sacada de una novela.

El janitor del B2

Ese 26 de febrero de 1993 parecía más una pesadilla que cualquier otra cosa; pero al despertar de todo eso Llamosa supo que el destino le había dado uno nueva oportunidad.

“Yo lo considero un día que… como un segundo chance de vivir por por decirlo así, no sólo para mí, sino para muchas personas”, dijo. “Yo creo que si hubiera ocurrido otro día y a otra hora pudiera haber sido peor, las pérdidas humanas hubieran sido mayores”.

Aún ahora, 20 años después del atentado que cobró la vida de seis personas y dejó a más de mil heridas, Llamosa habla de ese día con una vividez que hace a uno pensar que relata algo que acaba de ver hace un momento.

El colombiano recuerda que los viernes eran día de pago y los empleados recibían una hora adicional a la del almuerzo para depositar sus cheques.

Luego de haber ido al banco, él se dirigió a un lugar para comer cerca de su sitio de trabajo.

“Estaba entrando a un restaurante chino, creo, cuando se escuchó el estruendo. Era como a dos bloques de las Torres. Al principio, cuando la gente corría, lo primero que decían era que un tren se había estrellado debajo porque pasaban varias líneas de tren debajo de las Torres”, recordó.

Pero no había sido ningún tren, sino 1,336 libras de explosivos cargadas en una camioneta de alquiler que un grupo terrorista estacionó en el sótano número dos con la idea de derrumbar la Torre Norte sobre la Torre Sur y causar la muerte de miles de personas, según indican reportes periodísticos.

Llamosa intentó volver al edificio, pero no lo logró. Policías y bomberos habían acordonado el área y el acceso era imposible. Ahí se quedaron su ropa y otras pertenencias.

“La ropa mía ahí se quedó, jamás la recuperé. Yo llegué a mi casa con el uniforme de trabajo”, comentó.

Al regresar a su residencia en Queens, Llamosa supo lo que en realidad había pasado y supo que había estado cerca de algo que pudo haber sesgado su vida.

“Ya en la tarde cuando me enteré que había sido un atentado terrorista me quedé frío, me quedé en shock porque yo había podido estar ahí”, dijo.

Hubo otros que estuvieron allí, los que murieron y marcaron un momento duro en la vida de Llamosa.

“Se siente feo. Se siente mal. Nunca piensas que una cosa cómo esa va a pasar en este país o en un sitio como el WTC. Entonces, se siente feo”, dijo.

Flushing lo vio ‘nacer’

Frustrado por no poder jugar fútbol en su natal Colombia, Llamosa emigró a Estados Unidos para iniciar, junto a su familia en Queens, una nueva vida en la que el fútbol no pintaba.

“Un día antes de mi viaje a Nueva York, yo regalé todos mis implementos deportivos de fútbol, mis zapatos, mis canilleras. Yo lo regalé a mis amigos porque yo dije que en Estados Unidos nadie juega futbol. No hay liga profesional, nunca escuché de fútbol de acá, nunca escuché a mis hermanos que vivían acá hablar de fútbol”, dijo.

La realidad era otra. Llamosa llegó a quizás una de las zonas con más balompié en toda la Unión Americana.

“Cuando llegué acá me llevaron al parque de Flushing donde había diferentes ligas. Me tocó conseguir toda mi implementación otra vez”, indicó.

Su primer equipo fue La Pequeña Colombia en la Liga Panamericana, donde jugaba cada fin de semana.

Poco a poco, la calidad y el juego de Llamosa llamaron la atención de gente en el mundo del fútbol de Nueva York.

Pronto vinieron oportunidades para jugar en equipos de la región, donde el nivel y la exigencia eran mayores.

Eran los años en que el fútbol estadounidense se consolidaba y estaba a punto de ver la creación de una liga profesional, la A-League, que en ese entonce buscaba jugadores.

Llamosa recuerda con mucho cariño a quien lo recomendó como uno de los jugadores más destacados de las ligas de Flushing cuando gente de la A-League preguntó por futbolistas.

“Al periodista de El Diario, don Pepo Pertuz, le preguntaron que si de ahí de Flushing recomendaba jugadores. Y uno de los jugadores que recomendó de la Liga Panamericana fui yo”, comentó.

Por dos temporadas, Llamosa militó en las filas de los Centaurs, que cambiarían su nombre a Fever. Pero aún faltaba un salto más.

La MLS se convirtió en la liga profesional de Estaod Unidos dos años más tarde y con su aparición se abrió la puerta para el maduro jugador que contaba ya con 27 años de edad.

Llamosa llegó en 1996 como la primera selección del dreaft del DC United, donde ya había dos defensas centrales: Eddie Pope y Jeff Agoos, quienes también eran los titulares de la selección nacional y a quienes tendría que pelearles el puesto.

“Era un reto grande el llegar a pelearle el puesto a ellos. Pero como me enseñó mi padre y siempre lo he dicho: Entre más grande el reto, más grande la gloria”, comentó.

Y la gloria fue grande. Bruce Arena, el entrenador del equipo, convirtió a Agoos en lateral izquierdo para dejar en la defensa a Llamosa.

Las barras y las estrellas

En 1998 le llegó la oportunidad de jugar para la selección de Estados Unidos. Sólo tenía un obstáculo: su estatus migratorio. Llamosa era residente y debía naturalizarse para jugar para su nuevo país.

“Steve Sampson me dice que si yo estoy dispuesto a jugar para la selección de Estados Unidos, y le expreso que sí. Le dije que para mi era uno honor ponerme la camisete de Estados Unidos”, recordó el colombiano.

Así comenzó el proceso de ciudadanía con la esperanza de que le llegara antes de que el equipo nacional partiera para el mundial de 1998 en Francia.

“Desafortundadamente no me llegó la ciudadania. Me llegó tres meses después del mundial”, dijo.

A pesar de eso, Llamosa se enfundó en la casaca de las barras y las estrellas poco después de la copa del mundo, en un partido amistoso ante Australia.

“Así fue que llego de Flushing hasta la selección”, dijo. “Me sentí muy orgulloso, muy contento, porque llegué a este país y me abrió las puertas y aquí vi muchas oportunidades. En el 95 yo era ‘bouncer’ en una discoteca en Nueva York y en el 98 jugaba en la selección”.

Entre 1998 y 2002, Llamosa disputó 29 partidos con la selección nacional, incluídos los cinco encuentros de la Copa del Mundo del 2002 en Corea y Japón.

Navegando en el Cosmos

Veinte años después de haberse salvado de estar en el bombazo de las Torres Gemelas, Llamosa, de 43 años, es padre de dos hijos y nuevo asistente del entrenador del Cosmos Giovanni Savarese.

“El New York Cosmos es el equipo que empezó a escribir la historia del fútbol en Estados Unidos y por eso es un honor para mí estar aquí”, comentó.

A él le resultó atractivo regresar a Nueva York en parte por las raíces que tiene en la ciudad y en parte por lo ambicioso del proyecto cósmico.

“La idea aquí es grande, con ganas de ser uno de los equipos grandes de Estados Unidos. Ojalá algún día podamos integrar la liga profesional”, manifestó.

El Cosmos apenas cuenta con un puñado de jugadores mientras se prepara para comenzar su participación en la NASL en agosto de este año.

Mientras ese momento llega, Llamosa hace la transición del sur de California, donde residía recientemente, de vuelta a Queens, donde se reencuentra con sus raíces y recuerda por qué dejó la Costa Este.

“Estoy contento de volver a casa, aunque no me gusta el frío”, dijo.

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