Amor y respeto, claves para educar

Optar por traer un hijo al mundo, no es una decisión que se pueda tomar solo en base al poder adquisitivo que tenga una pareja, pues el niño no dependerá únicamente de ello para crecer de forma saludable.

Además, necesitará de una guía y ejemplo que le ayude a formarse como una persona integral que con el paso del tiempo, sea capaz de responder a los retos de toda índole que la vida le presentará.

Y para que este objetivo se pueda cumplir, serán los papás encargados de brindarles todos los elementos para que esto suceda. El básico y al que siempre se apela es a educarlos con amor y respeto a fin de disponer del ambiente ideal para que sean más receptivos a las enseñanzas que se les impartan.

Sin embargo, las presiones cotidianas y la enorme responsabilidad que supone ser padre, a veces juegan una mala pasada y propician que en lugar de que sea el amoroso compromiso de acompañarlos en su desarrollo el que nos inspire a guiarlos, sea el enojo el que se manifieste para hacerles sentir a los chicos que su presencia no es tan grata y que la tarea que en un principio asumimos convencidos, se haya convertido en un gran motivo de arrepentimiento.

Es muy común escuchar a los padres decir que desean convertirse en los mejores amigos de sus hijos, pero lo cierto es que llegar a ese punto se antoja un tanto complicado, no sólo porque la naturaleza de la relación, pero lo que sí es posible es convertirnos en aliados de los hijos y generar en ellos un puente de comunicación donde la confianza sea la que reine.

Explica Alejandro Corch, tanatólogo y autor del libro 13 preguntas al amor, Editorial Vergara, que para no permitir que el enojo tome el control de nuestros actos, primero es necesario posicionarnos en padres conscientes “de que no somos dueños de nuestros hijos, sino compañeros que les ayudamos a ser independientes, que la misión es cuidarlos del mundo externo y custodiarlos para que ellos encuentren respuestas”.

La coherencia, dice, es parte esencial de este trabajo, pues afirma que en la medida en que desde pequeños les enseñemos a sentir, pensar y actuar en una misma línea podrán crecer y considerarse seres integrales que vivirán acorde a lo aprendido.

Y agrega un ejemplo: “Cuando los niños son pequeños, les decimos que deben ser generosos y ayudar a los demás, pero, ¿qué pasa si un día nos mandan a llamar de la escuela para decirnos que se ha dejado copiar la tarea?, lo reprendemos y además le advertimos que eso no se hace porque se está dejando abusar por su amigo, y de nada vale que él replique diciendo que sólo quería ayudarlo porque lo vio en problemas. Entonces, el mensaje que les damos, es completamente distinto a la idea que originalmente queríamos transmitir, y así provocamos que tenga confusión en cuanto a la forma en que debe sentir, pensar y actuar”.

Ante cualquier situación incómoda que tengamos que tratar con los hijos, sin importar la edad que tenga, es importante mantenernos tranquilos, claros de mente y conscientes de los conceptos que deseamos que comprendan, de esta forma apelaremos a la coherencia que recomienda el autor, daremos información certera y ellos estarán abiertos a escuchar, captar y sacar sus propias conclusiones.

Vivir el amor, finaliza Alejandro Corch, no es sólo aceptar lo que nos gusta, también es el desafío de aprender a saber qué vamos a hacer con aquello que nos incomoda o que nos causa conflicto.

“Un principio que debemos tener vigente en todo momento, es que no podemos ordenarnos a nosotros mismos hacer algo hacia afuera, cuando no lo hemos interiorizado”. Por eso, reconciliarnos con la idea de que la misión con los hijos es ser sus compañeros de vida, nos dará los elementos para evitar que sea la ira quien hable por nosotros.

Para ver

La carretera

Dirige John Hillcoat

Estados Unidos, 2009

“Conocerte a ti mismo, esculpe tu carácter”.

Bojorge@teleton.org.mx